Page 70 - veinte mil leguas de viaje submarino
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Un instante después, nos hallábamos sentados en un diván del salón, con un cigarro en la
                  boca. El capitán me mos-traba un dibujo con el plano, la sección y el alzado del Nauti-lus.
                  Comenzó su descripción en estos términos:

                   He aquí, señor Aronnax, las diferentes dimensiones del barco en que se halla. Como ve,
                  es un cilindro muy alargado, de extremos cónicos. Tiene, pues, la forma de un cigarro, la
                  misma que ha sido ya adoptada en Londres en varias cons-trucciones del mismo género. La
                  longitud de este cilindro, de extremo a extremo, es de setenta metros, y su bao, en su mayor
                  anchura, es de ocho metros. No está construido, pues, con las mismas proporciones que los
                  más rápidos va-pores, pero sus líneas son suficientemente largas y su forma
                  suficientemente prolongada para que el agua desplazada sal-ga fácilmente y no oponga
                  ningún obstáculo a su marcha. Estas dos dimensiones le permitirán obtener por un simple
                  cálculo la superficie y el volumen del Nautilus. Su superficie comprende mil cien metros
                  cuadrados cuarenta y cinco cen-tésimas: su volumen, mil quinientos metros cúbicos y dos
                  décimas, lo que equivale a decir que en total inmersión des-plaza o pesa mil quinientos
                  metros cúbicos o toneladas.

                  »Al realizar los planos de este barco, destinado a una na-vegación submarina, lo hice con la
                  intención de que en equi-librio en el agua permaneciera sumergido en sus nueve décimas
                  partes. Por ello, en tales condiciones no debía des-plazar más que las nueve décimas partes
                  de su volumen, o sea, mil trescientos cincuenta y seis metros y cuarenta y ocho centímetros,
                  o, lo que es lo mismo, que no pesara más que igual número de toneladas. Esto me obligó a
                  no superar ese peso al construirlo según las citadas dimensiones.

                  »El Nautilus se compone de dos cascos, uno interno y otro externo, reunidos entre sí por
                  hierros en forma de T, que le dan una extrema rigidez. En efecto, gracias a esta disposi-ción
                  celular resiste como un bloque, como si fuera macizo. Sus juntas no pueden ceder, se
                  adhieren por sí mismas y no por sus remaches, y la homogeneidad de su construcción,
                  debida al perfecto montaje de sus materiales, le permite de-safiar los mares n-ás violentos.

                  »Estos dos casos están fabricados con planchas de acero, cuya densidad con relación al
                  agua es de siete a ocho déci-mas. El primero no tiene menos de cinco centímetros de
                  es-pesor y pesa trescientas noventa y cuatro toneladas y noven-ta y seis centésimas. El
                  segundo, con la quilla que con sus cincuenta centímetros de altura y veinticinco de ancho
                  pesa por sí sola sesenta y dos toneladas, la maquinaria, el lastre, los diversos accesorios e
                  instalaciones, los tabiques y los vi-rotillos interiores, tiene un peso de novecientas sesenta y
                  una toneladas con sesenta y dos centésimas, que, añadidas a las trescientas noventa y cuatro
                  toneladas con noventa y seis centésimas del primero, forman el total exigido de mil
                  tres-cientas cincuenta y seis toneladas con cuarenta y ocho cen-tésimas. ¿Ha comprendido?

                   Comprendido.

                   Así pues prosiguió el capitán , cuando el Nautilus se halla a flote en estas condiciones,
                  una décima parte del mis-mo se halla fuera del agua. Ahora bien, si se instalan unos
                  depósitos de una capacidad igual a esa décima parte, es de-cir, con un contenido de ciento
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