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geodésicas, rectas. Prisionero de una región limitada, no podrá
determinar si vive en un espacio liso o irregular. A medida que
ampliamos sus dominios, las líneas rectas comenzarán a torcerse
y a deformarse en geodésicas más complejas. La situación re-
cuerda la indecisión de la caída libre y su resolución al dejar pasar
el tiempo suficiente. Einstein propuso que eran lo mismo.
En el verano de 1912 se dio cuenta de que la teoría de super-
ficies creada por el matemático Carl Friedrich Gauss «contenía la
llave que abría el misterio» para encajar la interacción gravitatoria
en su teoría de la relatividad. Este descubrimiento lo abocaría a
un curso acelerado de sofisticación matemática, de la mano de
LA VIDA PRIVADA DE LAS SUPERFICIES
Carl Friedrich Gauss (1777-1855) nació en el seno de una familia humilde, pero
con una mente privilegiada, a la que solo podían hacer sombra Newton o
Arquímedes. Dejó que alguno de sus descubrimientos más notables, como la
geometría no euclídea o el álgebra de los números complejos, cogieran polvo
en un cajón, para ahorrarse polémicas científicas. Se lo podía permitir: la par-
te de su obra que no le dio pereza pu-
r blicar bastó para marcar un antes y un
después en la historia de las matemá-
ticas. Riemann generalizó sus ideas
sobre geometría diferencial en una
conferencia que pronunció en 1854 y
que cerró con una nota de suspense:
«Esto nos conduce a los dominios de
otra ciencia, al ámbito de la física,
donde nuestro propósito de hoy no
nos permite adentrarnos». Sin saberlo,
sus palabras se dirigían a alguien que
no estaba presente en la sala y que no
nacería hasta un cuarto de siglo des-
pués. Seria Albert Einstein quien se
atrevería a cruzar por fin el umbral
donde se había detenido Riemann,
aplicando las herramientas matemáti-
cas que había forjado a radiografiar la
estructura secreta del universo.
LOS PLIEGUES DEL ESPACIO-TIEMPO 103