Page 53 - 01 Einstein
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u hacia la derecha, manteniendo la borda prácticamente pegada
al muelle.
Nos interesa que Galileo pueda espiar a Domenico, pero que
el estudiante no reciba ninguna información visual de lo que ocu-
rre fuera de la bodega. Para ello podemos imaginar que se man-
tiene de espaldas a una serie de ojos de buey, que ofrecen una vista
del interior. Galileo, al fijarse en Domenico, observa que la posi-
ción del estudiante cambia a medida que el barco avanza (figura 2).
Cada uno dispone de un reloj y se han sincronizado antes de
separarse, así que también pueden registrar tiempos.
Si se cansa de medir distancias, Galileo puede calcular con
facilidad la posición de su alumno en cada instante. Le basta
con multiplicar la velocidad del barco (u) por el tiempo que va
marcando su reloj (t) . Si llan1amos x a la distancia recorrida por
Domenico, resulta:
X=U•t
Encerrado en la bodega con sus moscas, el joven no percibe
que se está alejando de su maestro. Para él su posición es siempre
la misma: x ' = O.
Si contempla una mosca revolotear a su alrededor, dará sus
coordenadas (x ',,., y'"').
Galileo también observa al insecto a través de un ojo de buey
y obtiene para la altura a la que revolotea un valor, Y,,., que coin-
cide con el de Domenico, y',,, Sin embargo, no se ponen de acuer-
do con su posición horizontal, x"' y x ',,.. A las idas y venidas de la
mosca por la bodega Galileo añade sistemáticamente el desplaza-
miento u constante de la embarcación.
Llegados a este punto nos podemos preguntar: ¿existe algún
modo de relacionar las observaciones de maestro y discípulo? La
respuesta, afirmativa, se encuentra en las siguientes ecuaciones,
que reciben el nombre de transformación de Galileo:
X=X'+U•t'
Y=Y' ¡ 1 l
t= t'
TODO MOVIMIENTO ES RELATIVO 53