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cuando los observamos con el paso del tiempo. Según desde dónde
lo hagamos, la «danza» que ejecuten a nuestro alrededor será dis-
tinta, pero todas las perspectivas son válidas y podemos traducir
unas impresiones a otras sin que se contradigan lógicamente.
Las experiencias que propone Galileo bajo la cubierta del
barco implican aceleraciones. Al hablar de gotas que caen de una
botella a otra, de moscas que vuelan o de personas que saltan,
transitamos los dominios de Newton, quien inventó el cálculo para
expresar de modo apropiado las leyes de la dinámica. Sus ecuacio-
nes registran aceleraciones, es decir, cambios en la velocidad, así
que son «ciegas» a la velocidad constante del barco. ¿Se mueve
Galileo o se mueve Domenico? Las ecuaciones de Newton no se
UNA LEY CIEGA
Si nos movemos en una sola dimensión, podemos escribir la segunda ley de
Newton:
2
dv
d x
F= d(m·v)_ Si mes constante: F =m·-=m·-=m·a.
dt dt dt 2
Esta receta para describir la realidad adopta la misma forma en los dos siste-
mas de referencia.
2
d x
Para G: F=m·- .
dt 2
Si traducimos al sistema de la bodega, mediante la expresión de Galileo, cual-
quier fuerza que se mida en el muelle, como las que intervienen en un salto o
en los cambios constantes de velocidad en un pez o una mosca:
2
2
2
2
d x d (x'+u·t') d x' d (u·t')
F=m·-=m·--~-=m·--+m·---=
~ mª mª mª
2
2
2
d x' d (t') d x' ,
=m·--+m·u· - -=m·--=F.
dt' 2 dt' 2 dt' 2
Luego G y O aplicarían exactamente la misma expresión para describir la
fuerza, cada una referida a sus propias coordenadas. La transformación de
Galileo deja intactas las ecuaciones de la dinámica.
TODO MOVIMIENTO ES RELATIVO 55