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Los pájaros dibujan mil trayectorias en el cielo antes de po-
sarse, los niños echan a correr, el viento barre la calle. A nuestro
alrededor el cambio se manifiesta constantemente a través de
variaciones de velocidad, lo que nos invita a preguntamos cuál
es la razón de que se levante la barrera de la luz. Si un piloto de
fórmula 1 puede apretar el acelerador y pasar de O a 100 km/h en
menos de 2 segundos, ¿qué ocurre al llegar al régimen de altas
velocidades? ¿Por qué una nave espacial no puede ganar im-
pulso indefinidamente? ¿De dónde emerge esta limitación de
velocidad que ningún cuerpo del universo se ve capaz de que-
brantar?
Una de las cosas que nos dice la ecuación F= m • a es que si
aplicamos una fuerza a un cuerpo este se acelerará más cuanto
menor sea su masa, y viceversa. La experiencia dicta la misma
lección sin echar mano de las matemáticas. El empujón que tun1ba
una lámpara deja indiferente a un camión. Podemos interpretar la
masa, entonces, como una medida de la resistencia que ofrecen los
cuerpos a cambiar su estado de movimiento. Pues bien, la masa
aumenta con la velocidad. Es un efecto imperceptible a veloci-
dades bajas. Una persona que canlina gana 0,00000000000000001
veces su masa.
A medida que se incrementa la velocidad, crece la oposición
a un nuevo incremento. En el límite en que estemos a punto de
alcanzar a la luz, la masa se habrá vuelto casi infinita, igual que la
resistencia frente a ulteriores aceleraciones. Este freno implaca-
ble llevaba a Einstein a concluir: «Aquellas velocidades que supe-
ran la de la luz no son posibles».
En realidad, el marco teórico de la relatividad es más flexible.
Aunque ningún cuerpo más lento que la luz puede, mediante una
aceleración, terminar alcanzándola, es posible aventurar que haya
partículas más rápidas, siempre y cuando no se frenen hasta el
punto de terminar corriendo más despacio que ella. Es la barrera
de e la que no se puede cruzar en un sentido u otro, desde veloci-
dades inferiores o superiores. Igual que el tiempo transcurre más
despacio cuanto más nos acercamos a la velocidad de la luz, al
superarla deberíamos viajar directos hacia el pasado. La existen-
cia de partículas supralumínicas resulta teóricamente estimu-
TODO MOVIMIENTO ES RELATIVO 79