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LAS GEOMETRÍAS NO EUCLÍDEAS

                    Una pregunta que no se puede obviar al tratar de geometría es:
                     ¿cuál es la verdadera geometría de la naturaleza? Porque no cabe
                     duda de que uno de los objetivos de la axiomatización consiste en
                     «captar la verdad de lo que es». Ahora bien, también podría ser
                    que en su lugar estuviéramos meramente «captando la verdad de
                    lo que pensamos», es decir, una creación de la mente humana, no
                    necesariamente real.
                        Las dos geometrías «reales» de la época de Euclides eran
                    la geometría del cielo - la esférica, necesaria para comprender
                    los procesos astronómicos tan caros a los griegos y antes a los
                    egipcios y babilonios- y la geometría del patio de  casa - la
                    que realizaba Arquímedes, según la leyenda, cuando el soldado
                    romano lo atravesó con la espada- . La primera, que hoy día se
                    conoce también con el apelativo de elíptica,  es equivalente a
                    la que podemos dibujar en la superficie de un globo terráqueo.
                    En este tipo de geometría, los puntos se definen normalmente,
                    pero las rectas, no. Si entendemos la recta en el sentido arqui-
                    mediano - la línea más corta que une dos puntos- , veremos
                    que tienen una particularidad: se cortan necesariamente. Ima-
                    ginemos un caso real:  dos personas echan a caminar sobre la
                    esfera de la Tierra en línea recta hasta regresar al punto de par-
                    tida. Ambos dibujarán necesariamente un círculo máximo (es
                    decir, aquella sección de la esfera que la divide en dos hemis-
                    ferios exactos), y los círculos máximos de una esfera acaban
                    por cruzarse necesariamente ( en la figura 3,  los dos círculos
                    máximos r y r' se cortan en el punto P). En consecuencia, dada
                    una recta, no es posible trazar ninguna paralela a ella por un
                    punto dado.
                        La segunda geometría, la del patio de la casa, es la propia de
                    un patio cerrado por paredes en el cual solo se puede dibujar lo
                    que la arena que cubre el suelo permite. En esta geometría, por un
                    punto P exterior a una recta r podemos trazar una infinidad de
                    rectas paralelas (figura 4). Así, por ejemplo, se tira desde el punto
                    P las rectas r', r" y r"'. Solo la rectar" corta a la rectar dentro del
                    patio. Sin embargo, hay otras: todas las que hay dentro del ángulo





         72         EL LIBRO I Y LA GEOMETRÍA DEL UNIVERSO
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