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Es probable que todavía no se haya hecho sentir totalmente la
            conmoción producida por el método de Lobachevski de negar los
            axiomas. No hay exageración en llamar a Lobachevski el Copémico
            de la geometría, pero la geometría es solo una parte del más amplio
            campo que renovó. Por ello sería más justo denominarle el Copérni-
            co de todo el pensamiento.

            En paralelo  (y  la expresión es  totalmente justa)  a  Loba-
        chevski, el húngaro János Bolyai llegaba a las mismas conclusio-
        nes que aquel. Su padre, Farkas, había pasado la mayor parte de
        su vida intentando probar el postulado de las paralelas, sin éxito.
            Aunque el hallazgo de János tuvo lugar en la misma fecha que
        el de Lobachevski (1829), no lo publicó hasta 1832 por miedo a las
        consecuencias que tal herejía matemática podía suponer y,  por
        ello, la prioridad del descubrimiento de la primera geometría no
        euclídea se atribuye a veces al matemático ruso en exclusividad.
            Farkas recabó la opinión de su buen amigo  Carl Friedrich
        Gauss, el más célebre matemático vivo de la época, acerca de los
        trabajos de su hijo, a lo que Gauss respondió que no podía en con-
        ciencia elogiar la obra de János porque sería como elogiarse a sí
        mismo, dada la coincidencia entre ambos puntos de vista sobre la
        cuestión. De esta carta se sigue que Gauss también había llegado
        a la conclusión de que el postulado de las paralelas en la redac-
        ción euclídea no se seguía del resto y había desarrollado, no sabe-
        mos hasta qué punto de detalle, otras geometrías consistentes.
            Tal vez sea esta renuencia de Gauss a publicar sus propios ha-
        llazgos en la materia, siendo como era el más respetado matemático
        vivo, la que nos dé la medida más justa de hasta qué punto era atre-
        vido cuestionar la obra del gran Euclides. La prudencia de Gauss
        llegó hasta a negar tanto a Bolyai como a Lobachevski el apoyo
        público a sus trabajos, aun cuando estos ya habían sido publicados,
        por temor a, según sus propias palabras, «la mofa de los beocios».
            En cuanto a la geometría esférica, la otra gran geometría no
        euclídea, hubo que esperar a la labor de otro conocido de Gauss,
        el gran matemático alemán Bernhard Riemann (1826-1866), que en
        una de las tesis más famosas de la historia de la ciencia ( «Sobre
        los fundamentos de la geometría») generalizó este y otros casos






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