Page 46 - 22 Euler
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modo convencional, probando a dividir por 2, 3, 5,  7,  11,  13, etc.,
                      y recorriendo hacia arriba la escalera infinita de los primos, es
                      colosal. Profundizando un poco más en las maniobras de Euler,
                      puede rastrearse su método,  y de paso, su genialidad.  Poco a
                      poco, merodeando por el resbaladizo terreno de la divisibilidad,
                      llegó a la conclusión -nada fácil- de que cualquier divisor de F
                                                                                 5
                      debía ser de la forma 64n + l; de manera que ya no tenía que lidiar,
                      uno por uno,  con todos los divisores primos, sino solo con los
                      números 65 (n= 1),  129 (n=2), 193 (n=3), etc., descartando ade-
                      más los que no son primos. Paran = 1 O el cálculo da 64 -1 O+ 1 = 641,
                      y resulta una división exacta.
                          Hasta hoy no se ha encontrado ningún otro número de Fer-
                      mat primo. Todos los que se conocen -o sea, que han sido estu-
                      diados- son números compuestos. Se ha comprobado que de F
                                                                                5
                      a F --que es un número enorme- no hay ningún primo. Pero
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                      eso no quiere decir que ya no los habrá; que los haya o no es una
                      simple conjetura y, en matemáticas, las conjeturas son verdaderas
                      o falsas si y solo si se demuestran o se refutan.




                      EL BAUTIZO DE UN NÚMERO

                      En paralelo a su trabajo sobre los números de Fermat, y nueva-
                      mente en el marco de su fértil correspondencia con Goldbach,
                      Euler puso nombre a una constante numérica que, como ya se ha
                      apuntado en el capítulo anterior, iba a erigirse en pieza clave de
                      su trabajo en teoría de números: la constante e. La primera apari-
                      ción de e con la denominación con que ha llegado a nuestros días
                     fue en una carta de 1731. Esta constante es, seguramente, la más
                      conocida después de n, y vale en primera aproximación:

                      e= 2, 718281828459045 23536 0287 4 71352 66249775724 7093 69995 ...

                         En la actualidad se conocen de e más de 1 000 000 000 000 de
                      dígitos decimales. No  obstante le dio nombre y lo empleó para
                     toda clase de desarrollos y aplicaciones, Euler no fue en puridad






          46         SERIES, CONSTANTES Y FUNCIONES: EULER  EN  RUSIA
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