Page 120 - 24 Rutherford
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Por su parte, Rutherford quiso mejorar su invento cuando se
                     dio cuenta de que un sistema activo que fuera capaz de emitir
                     sonidos con la suficiente energía lograría que las ondas sonoras
                     rebotaran en los cuerpos en movimiento en el agua. Aquí se en-
                     cuentra el precedente del sónar, y estas ideas de Rutherford fue-
                     ron efectivamente aprovechadas por los estadounidenses, quienes
                     en la Segunda Guerra Mundial pudieron combatir a los navíos ale-
                     manes con los sónares.


         «Fui recibido muy bien por el viejo hombre, que se mostraba
         tan entusiasmado como lo estaría un colegial.»
         -  PALABRAS  DE  RunrERf'ORD  SOBRE  su ENCUENTRO  CON  THOMAS  ALvA EDISON  EN  ESTADOS  UNIDOS.


                         La decepción sobre el entorno militar británico y la ausencia
                     de apoyo económico para desarrollar sus ideas contribuyeron a
                     incrementar su escepticismo, hasta que finalmente pudo volver
                     a  dedicarse a sus líneas tradicionales de investigación.




                     REGRESO AL CAVENDISH

                     Durante la guerra, el laboratorio Cavendish,  que seguía bajo la
                     dirección de J.J. Thomson, se había puesto al servicio de la insti-
                     tución militar. Se anularon clases y proyectos de investigación, de
                     modo que el fin de la guerra supuso un inmenso reto para intentar
                    volver a situar al laboratorio en el epicentro de la actividad cien-
                     tífica de la época. Hacía falta ponerlo todo de nuevo en funciona-
                     miento. Thomson acabó por aceptar un cargo en otra universidad,
                    por lo que su plaza estaba vacante, y el mejor candidato a suce-
                     derle no podía ser otro que Rutherford.
                         En 1919, Rutherford terminó el año escolar en Mánchester y
                    regresó a Cavendish. Ahora regresaba como director del laborato-
                     rio, después de obtener el premio Nobel y tras realizar alguno de
                    los descubrimientos más memorables de la historia de la ciencia
                     durante su época.






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