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LA CHISPA INSPIRADORA DEL HUMILDE
                    AUTODIDACTA

                    En 1805, Faraday tomó la decisión de convertirse en aprendiz de
                    encuadernador en la trastienda de la librería de Riebau. Nunca
                    había pisado una biblioteca, pero ahora se hallaba en una especie
                    de biblioteca a medio hacer,  donde él mismo participaba en el
                    proceso de fabricación de los volúmenes. Las máquinas todavía
                    no eran lo suficientemente precisas para sustituir la delicada labor
                    artesanal de la encuadernación -las páginas se cosían, se guillo-
                    tinaban y se fijaban en una cubierta de cuero hecha a mano-, lo
                    cual constituyó otra casualidad que, por muy poco, hubiese apar-
                    tado a Faraday de la oportunidad de zambullirse en los libros que
                    manipulaba.
                        Tenía ya catorce años,  e intrigado por el  contenido de  los
                    libros que estaba encuadernando, tuvo la oportunidad de leer al-
                    gunos artículos científicos, desarrollando un ávido interés por la
                    ciencia. Para el joven Faraday, leer esos libros formaba parte de
                    su trabajo de encuadernador, como el artesano contempla el re-
                    sultado final de su trabajo. Al principio, la lectura se le antojaba
                    una actividad farragosa,  pero su tenacidad le ayudó a  superar
                    tales obstáculos, y en pocos meses empezó a compensar todos
                    los años que había dejado de asistir a la escuela pública.
                        Cosiendo la última edición de la Enciclopedia Británica, Fa-
                    raday leyó una entrada sobre la electricidad en la página 127.
                    Dicho artículo le inspiró definitivamente: la electricidad era to-
                    davía un misterio, y si tal fenómeno era producto del Creador,
                   la única forma de tener una comprensión completa del Creador era
                   precisamente discernir todos los misterios de la naturaleza, in-
                    cluida la explicación del fenómeno de la electricidad.
                       Tener a su disposición tamaña colección de libros dirigidos
                   fundamentalmente a las clases altas de la sociedad inglesa fue su
                   primera chispa inspiradora. Durante quince años de lecturas, y a
                   pesar de que apenas tenía conocimientos matemáticos e ignoraba
                   el cálculo diferencial, Faraday empezó a llevar a cabo sus prime-
                   ros experimentos. Sus lagunas académicas fueron sustituidas por
                   una asombrosa habilidad para trazar gráficos y diseñar experi-





        26         BUSCANDO LA CHISPA DIVINA
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