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o la neumática, sin pasar por alto los estudios de humanidades
                    y lenguas clásicas, como el latín y el griego. John Dalton fue  un
                    autodidacta que no conoció la palabra descanso.


         «La materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma.»
         -  ANTO!NE-LAURENT  DE  LAVOJSIER,  LEY  DE  CONSERVACIÓN  DE  LA  MASA.


                        Aunque arrastró durante su vida la frustración de no poder de-
                    dicarse al estudio y la práctica de la medicina, un hecho muy pecu-
                    liar hizo que se viera obligado a realizar una pequeña pero famosa
                    excepción. Cuando tenía veintiséis años - corría el año 1792-,
                    John Dalton y su hermano decidieron regalar a su madre por su
                    cumpleaños unas medias de un discreto color azul, muy apropiado
                    para una humilde y sencilla mujer cuáquera. Para sorpresa de sus
                    hijos, su madre las rechazó escandalizada. En realidad, las medias
                    eran de color escarlata y tanto John como su hermano Jonathan
                    no podían distinguir este color del azul. John Dalton investigó este
                    fenómeno durante dos años, y en 1 794,  siendo ya miembro de la
                    Sociedad Literaria y Filosófica de Mánchester, presentó un trabajo
                    al respecto: «Hechos extraordinarios relacionados con la visión de
                    los colores». Aunque la explicación contenida en su presentación
                    era incorrecta - Dalton atribuyó la falta de percepción del color
                    rojo a una anomalía en el humor vítreo-, el método y causalidad
                    empleados eran los apropiados. Tanto padecer esta enfermedad,
                    como el hecho de haberla investigado en primera persona, amén
                    de la fama que alcanzarían sus posteriores descubrimientos sobre
                    el átomo, fueron razones más que suficientes para que esta altera-
                    ción visual se denominara, en su honor, daltonismo.





                    EL AIRE Y LA FASCINACIÓN POR LOS GASES

                    John Dalton puede recibir, por propios merecimientos, el apela-
                    tivo de «padre de la química moderna», aunque esta calificación
                    normalmente se le atribuye a su predecesor, el francés Antoine-






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