Page 92 - 23 Dalton
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que da en llamar afinidad. Descubrió que los factores ambien-
                     tales podían influir en el rendimiento de las reacciones y,  por
                     tanto, cada compuesto podía tener más de una fórmula química
                     diferente, en claro enfrentamiento con Proust primero y con Dal-
                     ton más tarde.
                         Siguiendo con la Escuela francesa de químicos, Berthollet
                     se había visto influenciado en su trabajo por el gran Antoine-
                     Laurent de Lavoisier y,  a su vez,  tendría como discípulo al in-
                     teligente Louis Joseph Gay-Lussac, que terminaría por corregir
                     parcialmente a su maestro. Y a Dalton. Quizá el químico más in-
                     fluyente en el trabajo de John Dalton, y acreedor del calificativo
                     de primer químico moderno - añadimos el adjetivo moderno a la
                     calificación de «primero», que recae sobre Robert Boyle- , no es
                     otro que el francés Antoine-Laurent de Lavoisier, quien merece
                     un libro para él solo, tanto por su azarosa vida como por sus ha-
                     llazgos científicos. Su padre había comprado un título nobiliario,
                     y más tarde él haría lo propio con una institución que recaudaba
                     tasas en nombre del estado, la llamada Ferme Generale, que gra-
                     vaba a los pobres de forma indiscriminada, eximiendo de tributos
                     a los ricos; obviamente, no era muy popular. Esto lo convertiría
                     en un hombre tan rico como odiado.  Conseguir tanto dinero no
                     significaba para Lavoisier otra cosa que poderse dedicar - en sus
                     ratos libres-  a  la química. A su fortuna económica tenía que
                     añadir la personal. Casado con una jovencita de catorce años de
                     igual suerte y riqueza, esta resultó ser tan encantadora como in-
                     teligente: Marie-Anne Pierrette Paulze. De hecho, si Lavoisier es
                     calificado como «el padre de la química moderna», su esposa lo
                     es como «la madre de la química moderna». Juntos y enamora-
                     dos,  se exigieron trabajar al menos cinco horas diarias en sus
                     laboratorios, además de todo el domingo (su particular jour de
                     bonheur o «día de la felicidad»). Sus resultados principales abar-
                     can desde el mencionado estudio del aire como mezcla de gases,
                     el análisis del agua,  la respiración animal -como proceso de
                     combustión y oxidación- y, por supuesto, el establecimiento de
                     las relaciones cuantitativas de las sustancias en las reacciones
                     químicas: su famosa ley de conservación de la masa. Además de
                     estos trabajos, Lavoisier concibió una nueva y primera nomencla-





         92          EL NACIMIENTO DE LA QUÍMICA MODERNA
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