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EL LAPLACIANO

               Se  conoce como laplaciano un operador que,  definido sobre  una  función
               w =f(x, y, z,  t) de las coordenadas espaciales y del tiempo, calcula la suma de
               las segundas derivadas respecto de x, y,  z:




               Laplace dedicó muchas horas de estudio a resolver las ecuaciones diferencia-
               les  de la  física matemática en que esta expresión aparecía. Tres de el las  son
               realmente importantes:

                 - t,,w = O:  la  denominada ecuación de La place o ecuación de continuidad,
                   que expresa que un fluido perfecto en el que no hay remolinos es  indes-
                   tructible. Esta ecuación codifica matemáticamente una perogrullada: si
                   el  fluido es  incompresible, debe salir tanto fluido de cualquier pequeño
                   volumen en un instante de tiempo como fluye dentro de él.  Ahora bien,
                   esta ecuación, cuando se la somete a razonamientos matemáticos, pro-
                   porciona conocimientos imprevistos que ya  no son una  perogrullada.
                   Permite anticipar la  experiencia. A  Laplace se  le apareció estudiando el
                   potencial gravitatorio (la función que mide la fuerza gravitatoria con que
                   un cuerpo, tenga la forma que tenga, atrae a una masa puntual).
                 - La ecuación del calor, que rige su  difusión:

                                         L',,w=dw_
                                              dt
                 - La ecuación de ondas, que describe su  propagación:
                                              2
                                             d w
                                         t,,w =  dt2 .




                     elíptica de los planetas, 1784), donde ampliaba los desarrollos de
                     Legendre, pero sin mencionarlo en parte alguna. No era la primera
                     vez. Ya le había ocurrido de joven, antes de ingresar en la Academia,
                     con Euler y Lagrange, de quienes tomó ideas sin citarlos. Ni sería la
                     última vez en que Laplace cometería una falta de delicadeza de este
                     calibre. Para colmo de males, el trabajo de Laplace apareció publi-
                     cado antes que el de Legendre, quien protestó amargamente: «Debo






         42          LA ESTABILIDAD DEL SISTEMA DEL MUNDO
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