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periódicas. Esto es, oscilan alrededor de unos valores medios y
permanecen siempre acotadas dentro de unos límites bien deter-
minados. Como enseguida van1os a descubrir, Laplace resolvió el
problema que suponían las anomalías observadas en el movi-
miento de Saturno y Júpiter, así como en el de la Luna.
«Al sustituir en ella [la ecuación] los valores numéricos de las
cantidades referentes a Júpiter y Saturno, quedé sorprendido
al ver que resultaba nula.»
- LAPLACE, SOBRE LA ECUACIÓN QUE DEMOSTRABA LA CONSTANCIA DE LOS MOVIMIENTOS MEDIOS
DE LOS PLANETAS.
Comencemos, pues, estudiando las anomalías en el movi-
miento de Júpiter y Saturno. Según había constatado Halley en el
siglo anterior, Júpiter aceleraba su movimiento, al tiempo que Sa-
turno lo ralentizaba. El primero estaba sometido a una acelera-
ción aparente, mientras que el segundo parecía frenarse poco a
poco. Si estos movimientos continuaban indefinidamente, Júpiter
chocaría contra el Sol y Saturno escaparía del sistema solar.
Entre 1785 y 1786, Laplace resolvió el problema en un par de
memorias geniales, tituladas Sobre las desigualdades seculares de
los planetas y satélites y Teoria de Júpiter y Saturno. Al igual que
Lagrange, Laplace era consciente de la imposibilidad de encontrar
soluciones analíticas exactas al problema de los tres cuerpos, por
lo que tenía que recurrir a soluciones aproximadas. Pero fue La-
place, y no Lagrange, el que logró dar con la verdadera expresión
analítica del movimiento secular de los planetas. Consiguió dedu-
cir una ecuación donde le aguardaba una grata sorpresa. Había
dado con uno de los fenómenos más notables del sistema del
mundo: la constancia de los movimientos medios de los planetas.
Las desigualdades seculares de Júpiter y Saturno se deriva-
ban de la ley de la gravitación de Newton y era posible, en princi-
pio, predecir tanto los estados pasados como futuros del sistema
abarcándolos en una sola mirada a la fórmula. La aceleración del
primero y la deceleración del segundo eran consecuencia de su
acción recíproca. Y, lo que era todavía más importante, ambas
52 LA ESTABILI DAD DEL SISTEMA DEL MUNDO