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Galileo estudió el movimiento de caída de los cuerpos. Mostró
                    que,  contra lo que Aristóteles afirmaba, los cuerpos caen en el
                    mismo tiempo sin importar su tamaño o peso - salvando los efec-
                    tos de rozamiento con el aire- . No parece cierto que Galileo lle-
                    gara a esta conclusión lanzando objetos desde la torre inclinada
                    de Pisa, tal y como se ha creído popularmente, sino que usó pla-
                    nos inclinados que le permitían una medida más precisa de los
                    tiempos de caída.  También encontró la ley de aceleración uni-
                    forme que rige la caída y reconoció la trayectoria parabólica que
                    siguen los proyectiles.
                        Galileo no inventó el telescopio, pero sí fue el primero que lo
                    apuntó al cielo e interpretó adecuadamente lo que veía. Sus obser-
                    vaciones, como las montañas de la Luna, los satélites de Júpiter,
                    las manchas solares o las fases de Venus, supusieron un espalda-
                    razo a la teoría copernicana. La Iglesia católica lo apercibió de que
                    se adentraba en terreno peligroso. Su amistad con el Papa le hizo
                    minusvalorar el aviso, y así, cuando en 1632 publicó su Dialogo
                    sopra i  due massimi sistemi del mondo,  tolemaico e coperni-
                    cano (Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo, pto-
                    lemaico  y  copernicano),  sufrió un infame proceso inquisitorial
                    del que salvó la vida por muy poco. A pesar de tener por entonces
                    casi setenta años, se le obligó, arrodillado, a abjurar, maldecir y
                    detestar sus opiniones sobre el movimiento de la Tierra, se le de-
                    cretó prisión de por vida -que el Papa conmutó por reclu.sión en
                    su casa- y se le prohibió escribir o recibir a nadie sin permiso. La
                    condena también incluía la obligación semanal, durante tres años,
                    de recitar los siete salmos de penitencia.
                        Naturalmente, esa obra ingresó en las páginas del Índice de
                    libros prohibidos.  En su Diálogo  se introducía el principio de
                    inercia, esencial para la comprensión de la mecánica del sistema
                    solar y que Newton eligió como su primera ley de la mecánica.
                        Se suele reseñar como casualidad simbólica el que Newton na-
                    ciera precisamente el año de la muerte de Galileo,  1642. En cual-
                    quier caso, valga la simbología para ligar a estos dos genios,  el
                    segundo de los cuales - Newton- mostraría que, en definitiva, son
                    las mismas causas las que mantienen a los planetas en órbitas elíp-
                    ticas y las que hacen parabólica la trayectoria de la bala de un cañón.






         48         LA GRAVITACIÓN Y LAS LEYES DEL MOVIMIENTO: LOS «PRINCIPIA»
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