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Se observó que la desintegración a ocurría habitualmente en
núcleos de número atómico mayor que Z = 82.
Rutherford había utilizado las partículas a para demostrar
la existencia del núcleo atómico. La energía de la desintegración
era conocida y se podía escribir en términos de las masas de los
núcleos involucrados en la reacción nuclear, aplicando la fórmula
de Einstein de la equivalencia masa-energía (E=mc ). No obs-
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tante, la inestabilidad estructural del núcleo que daba lugar a la
desintegración a, así como el motivo por el que la partícula a era
exactamente un núcleo He: y no otro, no fueron resueltos hasta
que en 1928 el físico ucraniano George Gamow (1904-1968) lo
explicó en el marco de la mecánica cuántica.
El origen de la radiación ~' que consistía simplemente en
electrones, todavía era un misterio. Antes del descubrinúento de
Chadwick del neutrón, se creía que los electrones del núcleo eran
los causantes de la radiación ~: eran necesarios para compensar el
exceso de carga que provocaban los protones del núcleo en aquel
modelo atómico erróneo que no contaba con los neutrones. Fermi
ya sabía que el modelo no funcionaba antes del descubrimiento
de Chadwick. Pero lo más extraño en la desintegración ~ era que
los electrones emitidos no tenían toda la energía que deberían,
no seguían el espectro energético esperado. Bohr llegó a soste-
ner que quizá se violaba localmente el principio de conservación
de la energía en la desintegración ~' cumpliéndose solo de fom1a
estadística, global.
En este entorno, en una famosa carta escrita el 4 de diciembre
de 1930, Pauli propuso que había una nueva partícula neutra, que
se emitía en la reacción pero que no era detectada. Fermi utilizó
su influencia en la Academia de Italia para organizar rápidamente
junto con Corbino una conferencia en Roma en octubre de 1931.
Allí Pauli, en una conversación privada con Fermi y los demás
ragazzi de Via Panispema, avanzó la hipótesis de la existencia
de una pequeña partícula, «neutra, ligera y muy penetrante, que
mantenga el principio de conservación de la energía en la desinte-
gración beta». Fermi ya sospechaba de la existencia de dicha par-
tícula, pero no se atrevió a publicarlo por la oposición de Bohr al
respecto. Pauli había sido más osado e hizo pública su hipótesis.
72 LOS NEUTRINOS Y LA DESINTEGRACIÓN BETA