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los átomos de uranio-235 ( que supone menos de un 1 % del uranio
natural) y no con el más abundante uranio-238, que tendía más a
absorber neutrones para formar uranio-239. Por tanto, Bohr de-
fendía que si una reacción en cadena era posible, explosiva o no,
sería separando mayores cantidades del isótopo de uranio-235, o,
como diríamos en la actualidad, enriqueciendo el uranio. Fermi,
por el contrario, pensaba que con un buen moderador y neutrones
térmicos sería posible la reacción en cadena con uranio natural,
con apenas el 0,7% de uranio-235.
Dunning, el director de tesis de Anderson, creía en la tesis de
Bohr y puso a trabajar en el asunto del enriquecimiento del uranio
a Alfred Nier, un experto en la separación de isótopos. De hecho,
Nier fue el primero en determinar la proporción de isótopos de ura-
nio-235 respecto al 238 (halló una buena aproximación de 1/139).
Fermi veía que ambos caminos eran posibles, pero intuía mayores
dificultades en enriquecer el uranio que en seguir con su línea de
trabajo. El enfoque de Fermi fue algo marginado, especialmente
tras un artículo en The New York Times publicado a raíz de la con-
ferencia de la American Physical Society, en el que se contraponían
ambas líneas de investigación sobre las reacciones en cadena.
Yukawa postuló la existencia del «mesotrón» en 1934, como
partícula portadora de la fuerza nuclear fuerte, que mantiene los
núcleos unidos, y la denominó partiendo de la raíz griega «mesos»,
que significa «intermedio», al tener una masa comprendida entre la
del protón y la del electrón. Heisenberg, cuyo padre era profesor
de Griego, corrigió a Yukawa posteriormente, eliminando el sufijo
final, de forma que a la familia de partículas bosónicas predichas por
Yukawa se las conoce en la actualidad como «mesones». Influidos
por las tesis de Yukawa, Carl David Anderson y Seth Neddermeyer
denominaron «mesotrón mu» a una nueva partícula detectada en
la radiación cósmica que, a la postre, resultó ser un nuevo leptón,
el muón, de comportamiento fermiónico y de masa unas doscientas
veces superior a la del electrón, muy similar a la del «mesotrón» de
Yukawa, lo que confundió a la comunidad científica
El descubrimiento de que el muón no era uno de los mesones
de Yukawa llegó después de que en 1939 Fermi publicase su revi-
sión, «La absorción de mesotrones en el aire y en la materia con-
EL PROYECTO MANHATTAN 99