Page 127 - Edición final para libro digital
P. 127

CAPÍTULO 14











                Y     a habían transcurrido casi dos días desde que Kachka partiera
                      hacia Jerusalén y Fatma continuaba sin saber nada de él. Cada
                      hora que pasaba la joven se sentía más preocupada y, a pesar de
                 los intentos de la señora Maher por tranquilizarla, su nerviosismo y
                 su aflicción iban en aumento. Para la abogada palestina, la idea de
                 que Kachka pudiese desentenderse de ella para no ver perjudicada
                 su carrera era motivo de un enorme dolor. Pero más aún si lo hacía
                 de aquella manera tan cobarde. De todos modos, más sufría aún al
                 pensar que al joven teniente pudiese haberle ocurrido algo grave, y
                 que fuese esa la causa de no contactar con ella. No podía soportar
                 por mucho más tiempo aquella incertidumbre; por lo cual tomó la
                 determinación de salir en busca de su novio. Al menos en el cuartel
                 de la capital sabrían decirle lo que estaba ocurriendo.
                    —Saida —le dijo a su casera en cuanto terminaron de comer—.
                 Esta misma tarde saldré hacia Jerusalén. Tengo que saber que está
                 ocurriendo con Ariel. Ya no soporto más esta zozobra.
                    —¡Esta tarde…! —exclamó la anciana—. ¡Pero niña!... Si ni si-
                 quiera tienes coche. Tendrías que ir en tren o en autobús, y posi-
                 blemente no puedas regresar hasta mañana. ¿Dónde piensas pasar
                 la noche, tu sola, en Jerusalén? Allí no conoces a nadie. No quisiera
                 aumentar tu impaciencia, pero creo que si estás decidida a buscarle


 124                                                                      125
   122   123   124   125   126   127   128   129   130   131   132