Page 134 - Edición final para libro digital
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—Bueno, vámonos ya —dijo Abdud al sentir la llamada al tim-
bre— El taxi ya está aquí.
El anciano cogió una pequeña mochila que Fatma tenía prepara-
da junto a la puerta, y salió a la calle, dejando a las dos mujeres un
momento a solas para que diesen rienda suelta a sus últimos sollozos
antes de partir hacia Jerusalén.
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