Page 140 - Edición final para libro digital
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—Hágale pasar a mi despacho —le respondió Machta al otro
lado.
El joven recluta se levantó para acompañar a David Kachka hasta
el despacho del comandante, pero este rehusó cortésmente la escolta.
—Muchas gracias. No se moleste, ya voy yo.
Kachka tardó tan sólo unos minutos en salir del despacho. El
tiempo justo para que Machta lo pusiese al tanto de todo lo ocu-
rrido desde el día anterior. Kachka intentó nuevamente contactar
con Ariel, sin resultado. Había hecho casi setenta kilómetros y no
estaba dispuesto a volver a Acre sin haber hablado antes con su hijo.
Si se daba prisa aún llegaría a tiempo de comer con él en Jerusalén.
Así que cogió el coche y se encaminó directamente hacía la Ciudad
Santa. David Kachka había recorrido todo Israel ejerciendo su pro-
fesión, por lo cual conocía perfectamente la capital. No le resultaría
nada difícil llegar al cuartel donde se encontraba Ariel, estar con él y
regresar a Acre, junto a Rebeca, antes de que se ocultase el sol.
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