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—Extraña manera de entablar negociaciones. Nunca habéis fun-
cionado así. ¿Cuál es la razón de que hayan cambiado el protocolo?
—le preguntó el barbudo; a quien extrañaba aquel proceder por
parte del mando judío.
—No tengo idea —contestó Kachka—. Yo sólo cumplo órdenes.
—Muy bien. Hablemos entonces.
—Creo que, antes de nada, deberíamos presentarnos. La pro-
puesta que traigo está dirigida al jefe de Ezzeddin Al-Qassam, y por
el momento nada me indica que tú lo seas.
Ariel profesaba al palestino el mismo respeto que este tenía con
él. Quizás el no llevar uniforme hacía que le viesen como a un vulgar
esbirro. Pero el hecho de que no respetasen su rango le disgustaba.
El atrevimiento de Ariel incomodó al cabecilla de aquella banda.
Sin embargo, estaba acostumbrado a mantener la calma, y sabía que
debía respetar el acuerdo. No hacerlo significaba atraer las iras de
los hebreos, y conocía cual sería el resultado. Muchos de los suyos
perderían la vida, y su pueblo tendría que soportar, una vez más, el
severo castigo de la aviación judía.
—Tienes razón. Deberíamos presentarnos antes. Me llamo Bou-
lus Musleh, y soy el jefe principal de Ezzeddin Al-Qassam.
—Yo me llamo... —comenzó diciendo Ariel.
—No es necesario que me digas quien eres —le cortó Musleh—.
Estoy muy bien informado sobre tu identidad.
—¿Quién te ha informado? —se interesó Ariel.
—Eso no te concierne. Pero, como imaginarás, no iba a recibir a
alguien sin enterarme antes de quien se trata.
Aquel tipo comenzaba a resultarle al joven capitán muy antipáti-
co, además de prepotente. Pero su misión consistía en conseguir la
libertad del teniente Eitán y sus dos compañeros; así que debería so-
portar las impertinencias del sujeto. Además, tampoco se encontra-
ba en condiciones de hacerle reproches estando rodeado por aquel
grupo de hombres armados y, seguramente, deseosos de ejecutarle si
no temiesen las consecuencias.
—Bien —dijo entonces Musleh—. ¿Qué trato nos ofrecen tus jefes?
—Tenemos a dos de los vuestros. Dos muchachos jóvenes que
fueron detenidos en Netiv HaAsara. Se llaman Nabir y Sabil Has-
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