Page 224 - Edición final para libro digital
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búm. Han sido acusados de terrorismo, pero aún no se ha llevado a
              cabo el juicio. Nuestro gobierno está dispuesto a ponerlos en liber-
              tad a cambio de que liberéis al teniente Sabel y a los soldados Mailos
              y Linsky.
                 —¿Y por qué razón habríamos de estar nosotros interesados en
              hacer ese trato?
                 Los hermanos Hasbúm son jóvenes combatientes, pero según nues-
              tra información nunca han cometido delitos de sangre y no están con-
              denados todavía. Sabes que mi gente no aceptará nunca poner en liber-
              tad a ningún asesino. Por lo tanto, esa es una vía cerrada. Sin embargo,
              Nabir y Sabil serían devueltos a su casa si aceptáis nuestra propuesta. Sé
              muy bien que conoces a esos dos muchachos y que ambos están muy
              comprometidos con la organización. No creo que haya ningún otro
              prisionero en Israel que pueda interesarte más para este intercambio.
                 Musleh se quedó pensativo. Durante un buen rato no respondió
              a las palabras de Kachka. Finalmente rompió su silencio.
                 —Aunque así fuese. Nosotros tenemos tres prisioneros y voso-
              tros sólo liberaríais a dos de los nuestros. ¿En qué nos beneficia un
              trato tan desfavorable?
                 —En lo mismo que nos beneficia a nosotros. Se trata de salvar vi-
              das. Vosotros la de los vuestros y nosotros la de los nuestros. ¿Acaso os
              beneficia más permitir que sean condenados?, ¿ayudaría en algo a tu
              gente que mataseis a otros tres judíos y dejaseis que dos combatientes
              palestinos se pudriesen en las cárceles hebreas? Esto tendrá que ter-
              minarse algún día. No tiene ningún sentido continuar matando por
              odio. Si en realidad buscáis el bien para vuestro pueblo, como procla-
              máis, deberéis intentar proteger a vuestros ciudadanos. Salvar las vidas
              de los Hasbúm os dará mucha más aceptación que permitir que sean
              condenados a cambio de saciar vuestra sed venganza.
                 —¿Dónde tenéis ahora a Nabir y Sabil? —preguntó Musleh.
                 —Se encuentran recluidos en la prisión de Damun. Pero en
              cuanto haga una llamada serán trasladados a Ascalón. Podríamos
              llevar a cabo el intercambio mañana mismo, si aceptáis.
                 —¿Ellos han aceptado las condiciones?, ¿Cómo podemos tener
              garantías de que es así como tú nos lo cuentas? Si aún no han sido
              juzgados podrían no ser condenados cuando los juzguen.

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