Page 121 - Luna de Plutón
P. 121

«Después de hacer una larga demostración de poder, se retiraron, pensando que

  con  ello  quedaríamos  amilanados,  pero  se  equivocaron».  «Afortunadamente,  a
  diferencia de la tierra de Iapetus, el agua, aquí, es un bien que la misma naturaleza

  renueva:  al  año,  los  lagos  volvían  a  estar  llenos.  Y  cuando  eso  ocurrió,  los  elfos

  empezamos a integrar una economía, y a comercializar el agua».

       «Al poco tiempo, comprendimos que el único error que habíamos cometido en esa
  campaña  era  no  predecir  qué  tanto  crecerían  nuestras  arcas  de  dinero.  Por  ello,

  resolvimos darles un excelente uso, en pos de que nunca más volviera a suceder lo

  que nos sucedió».

       «En Titán empezaron a nacer las ciudades, que se convirtieron en metrópolis y,
  más tarde, en grandes capitales incluso dentro del Sistema Solar».

       «Los  ogros  no  se  atrevieron  a  acercarse  los  primeros  años,  pero  eventualmente

  tuvieron que hacerlo, por medio de un representante que abanderaba una diplomacia
  que  nada  tenía  que  ver  con  la  brutalidad  con  la  cual  se  acercaron  la  primera  vez.

  Fueron muy tontos al creer que podrían engatusarnos. Tal como resolvió Marion, el

  agua se le vendía a Iapetus no al doble o al triple, sino al cuádruple del precio. Y no
  les  quedó  más  remedio  que  pagarlo.  Cuando  nos  enteramos  de  que  podía  haber

  compradores de otros mundos que revendieran el agua a Ogroroland por un precio

  más asequible, por ejemplo, al triple del precio, entonces subimos el costo para los

  ogros a ocho veces el precio del agua, para que así los revendedores hicieran su gran
  negocio vendiéndoselos a cinco o como mucho seis veces el precio».













       «Aunque no lo parezca, Titán está muy bien defendida, y cómo no, muchos otros
  líderes  del  mismo  corte  de  Metallus  del  Titanium  se  nos  acercaron  para  compra

  agua… Pero como te he dicho ya, esta vez estábamos preparados, y fue por ello que el

  Triunvirato de Porcia, o un gran aliado de nuestra luna Titán, el emperador Gargajo y
  su esposa Flema, hicieron todo lo posible para estar en buenos términos con nosotros,

  incluso hasta llegar a otros tratos y trueques que no tenían que ver con el agua».

       —Luego vimos lo que le sucedió a Iapetus, la luna de los ogros; ellos tuvieron una

  desgracia peor que la que nos ocasionaron a nosotros. Mil veces. Y sí; ese incidente
  que sufrió su atmósfera con una nave de silos químicos lo ocasionamos nosotros.

       —Lo ocasioné yo —siseó Panék—. Nadie más. Y no me arrepiento de ello. Me
   116   117   118   119   120   121   122   123   124   125   126