Page 228 - Luna de Plutón
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nave Herschel Magnatino!

       —Entonces Claudia no deliró —meditó Rockengard en voz alta, con una voz que
  expresaba dolor.

       —¡Claro que no he delirado! ¡Eso es lo que pensó Calizo! ¡Yo dije la verdad en el

  tribunal!  ¡Yo  tampoco  maté  al  emperador  Gargajo!  —dijo,  encarando  a  los  elfos,

  excitada, temblando, intentando ganar la aprobación de sus rostros serios—. ¿Cómo
  pueden permitirse creer algo así, si el soberano de Io era una bestia colosal?

       —Fue entonces la bomba que pusieron lo que lo mató… ¿No es así?

       —¡No! —intervino Metallus, bruscamente—. ¡Les he dicho que yo mandé a mi

  mejor soldado, Kannongorff, a hacer ese trabajo, desconociendo también qué clase de
  monstruo  era  Gargajo!  ¡Yo  no  mandé  ninguna  bomba,  elfo,  porque  no  soy  un

  terrorista!

       —Sí lo eres —siseó Panék.
       El silencio que sobrevino fue absoluto y ambos líderes se vieron a los ojos por

  largo  rato.  Claudia  frunció  el  ceño  primero,  y  luego  subió  la  mirada  para  ver  a  su

  padre, confundida, aterrada ante tal idea. La niña podía percibir odio en la mirada de
  los elfos.

       —¡Lo fui! —concedió el regente—. ¡Pero no ahora! ¡No mandé ninguna bomba y

  tienes que creerme!

       —Papá, ¿por qué reconociste eso? ¿Qué pasa aquí?
       —¡Silencio, Claudia!

       La chica giró la cabeza para ver el rostro de Knaach, para buscar alguna respuesta

  en él. Todo lo que consiguió fue ver al felino sentado del lado de los elfos, junto a

  Hathor, quien veía a la niña con aquel mismo rostro insondable.
       De pronto, aun al estar del lado de su padre, se sintió sola, y su estado moral se

  hacía pedazos a cada minuto, sin que pudiera entender por qué. Sus pequeños ojos

  negros se humedecieron.
       —¡Y  de  haber  mandado  una  bomba,  la  hubiera  cancelado  si  tan  solo  hubiese

  sabido que Claudia estaba allá arriba!

       —Pero  nunca  supiste  que  estuvo  allá,  en  la  Herschel  Magnatino  —intervino

  Degauss.
       —Metallus  nunca  autorizó  a  su  hija  para  que  hiciera  tal  tontería  —atajó

  Rockengard—. La capacidad de la niña estaba siendo puesta a prueba, porque es la

  hija del rey de los ogros, y ya debe decidir cómo probarse en la vida, antes de tomar el

  lugar de su padre en el trono. Seguía a un tal Mojo Bond.
       —A  quien  encontramos  en  la  Herschel  Magnatino  —repuso  Knaach—.  Un
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