Page 237 - Luna de Plutón
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Mojo  Bond  había  caminado  por  casi  media  hora  sin  detenerse  y,  sin  embargo,

  todavía se hallaba en el área de camarotes. El paseo, lejos de ser divertido, atractivo, o

  incluso enriquecedor para su cultura general sobre naves, era aburridísimo. Todo lo
  que  veía  era  un  gigantesco  silo  que  se  extendía  y  se  extendía  hacia  el  frente,  con

  gigantescas vigas negras que surcaban el techo como costillas alrededor de una larga

  espina dorsal.
       Por dentro, la Parca Imperial era un sitio lúgubre y oscuro. Sin embargo, halló el

  final  de  la  sala:  terminaba  en  una  delgada  escalera  en  medio  del  camino,  que  se

  extendía muchos metros hasta arriba, casi la altura de un edificio pequeño, hasta una

  entrada negra en forma de arco, en la pared. Como las escaleras no tenían pasamanos,
  subirlas no era algo muy tentador, sin embargo, para Mojo Bond, eso era mejor que

  andar cerca de Cadamaren cuando este no estaba de buen humor, que en su presencia,

  era casi siempre. Acarició su brillante copete negro, se alisó las solapas de su chaleco

  blanco,  las  chapas  tintinearon  melodiosamente  y,  paso  a  paso,  sus  pulcros  zapatos
  blancos fueron subiendo las escaleras. Cuando por fin llegó al último peldaño, Bond

  respiraba con esfuerzo. Tras sus espaldas, el panorama de la inmensidad del silo de

  dormitorios de la tripulación de la nave era una visión igual a asomarse a la ventana
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