Page 61 - Luna de Plutón
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nuevamente  el  cesto  de  basura.  El  león  la  veía  atentamente.  Con  ambas  manos,

  empezó a triturarlo, a la vez que el metal rechinaba entre sus dedos. Acabó por dejarlo
  como un papel hecho bola.

       —Está listo —dijo, colocándoselo en el busto izquierdo— pero hacen falta un par

  de toques.

       Giró, y caminó hasta una hermosa fuente redonda, en cuyo centro había un campo
  gravitacional, que mantenía flotando una enorme esfera de bronce, que representaba

  al planeta Plutón. Desde varios agujeros alrededor de la misma, caían chorros de agua

  dentro  del  estanque,  que  estaba  lleno  de  unos  peces  muy  graciosos,  pequeños,

  gorditos, de color dorado.
       Claudia se asomó por el borde y, arqueando el dedo índice y pulgar, pescó por la

  cola, como si fuese una tenaza, uno de los peces. El animalito se movía alocadamente

  cuando lo levantaba del agua. Con la otra mano sujetó el pececillo usando los mismos
  dedos y lo espachurró, hasta que su cabeza estalló haciendo un «POC».

       Knaach se puso una pata sobre la cara, cerrando los ojos con fuerza. Claudia usó

  el  cuerpo  descabezado  del  pez  como  lápiz  labial,  hasta  que  su  labios  superior  e
  inferior quedaron de color rojo brillante.

       —Ya, ya casi, ahora necesito una prenda de vestir para verme como una adulta…

       —¿Qué harás? ¿Robarte un abrigo de pieles?

       —Yo pensaba en otra cosa…
       —¿Qué?

       —Bueno, pero prométeme que vas a decir que sí.

       Knaach enarcó una ceja.

       —¿Qué?
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