Page 62 - Luna de Plutón
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Todos los pasajeros, que se movían como si formasen parte de una comunidad de
  hormigas, abrieron un espacio de por lo menos un minuto en su ajetreada agenda para

  ver  pasar  a  Claudia.  Algunos  incluso  giraban  la  cabeza  e,  impresionados,  no  le

  quitaban el ojo de encima hasta que se perdía de vista.

       La chica, caminando coquetamente (o por lo menos eso intentaba, entre tropezón
  y tropezón), llevando al león echado sobre sus hombros, con su enorme melena color

  cobre agitándose.

       —Ten paciencia, te bajaré cuando compre el boleto.

       Knaach, haciéndose el muerto, con su hocico cerca de su oreja, contestó con un
  amargado gruñido.

       Los paneles holográficos y los monitores planos flotantes de las aerolíneas caían

  verticalmente por todas partes como una lluvia, para hacer propaganda a los pasajeros
  y para recordarles la hora en que salían los vuelos a infinidad de parajes en el Sistema

  Solar, la voz femenina del altoparlante que se escuchaba cada cinco minutos se perdía

  en el eco de aquel gigantesco lugar. Tuvo que caminar hasta encontrar la terminal 145,

  que  contemplaba  la  venta  de  boletos  para  viajes  de  entretenimiento  en  naves
  espaciales. Knaach sentía cada fibra de su cuerpo entumecida, y solo por pura maldad,

  clavaba con confianza sus largas pezuñas en el cuello del ogro, cuya piel parecía más
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