Page 519 - El cazador de sueños
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Diez minutos después, Duddits recuperó toda su animación les hizo meterse en la
primera área de descanso de la autopista pasada Augusta. De hecho faltaba muy poco
para Lewiston.
—¡Liña! ¡Liña! —exclamó antes de otro ataque de tos.
—Tranquilo, Duddits —dijo Henry.
—Deben de haber parado a tomarse un café y una pasta Owen—. O un bocadillo
de beicon.
Duddits, sin embargo, les guió hacia la parte trasera, el aparcamiento de
empleados. Frenaron, y Duddits bajó. Al principio se quedó quieto, murmurando y
con aspecto frágil bajo el cielo nublado, como si cada ráfaga de viento amenazara su
estabilidad.
—Henry —dijo Owen—, no sé en qué está tan enfrascado, pero si es verdad que
Kurtz está muy cerca…
Justo entonces, sin embargo, Duddits asintió con la cabeza, volvió a meterse en el
Humvee e indicó la señal de salida. Se le veía más cansado que nunca, pero también
satisfecho.
—¡Pero bueno! —dijo Owen, desconcertado—. ¿Qué ha sido eso?
—Me parece que ha cambiado de coche —dijo Henry—. ¿Es eso, Duddits? ¿Ha
cambiado de coche? Duddits asintió con énfasis.
—¡Obado! ¡A dobado uno!
—Ahora irá más deprisa —dijo Henry—. Owen, hay que meter un poco más de
caña. Pasando de Kurtz. Tenemos que coger al señor Gray.
Owen miró a Henry de reojo… y después con mayor atención.
—¿Qué te pasa? Te has quedado blanco.
—He sido muy estúpido. Debería haber sabido qué planes tenía desde el
principio. La única excusa que tengo es que estaba cansado y tenía miedo, pero no me
servirá de nada, porque como… Owen, tienes que cogerle. Va hacia el oeste de
Massachusetts, y tienes que cogerle antes de que llegue.
Ahora rodaban por nieve medio deshecha. La conducción era engorrosa, pero
mucho menos arriesgada. Owen llegó hasta noventa y cinco, porque no se atrevía a
más.
—Voy a intentarlo —dijo—, pero, como no tenga un accidente o una avería… —
Negó con movimientos lentos de la cabeza—. Cosa que dudo. Lo dudo mucho.
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