Page 523 - El cazador de sueños
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—¿Y van con un perro que puede leerles el pensamiento?
—El perro oye lo que piensan, pero sin entenderlo. De momento no pasa de ser
un perro. Jefe, que tengo sed.
¡Coño! ¡Escucha al perro como si fuera la radio!, pensó Kurtz sin salir de su
asombro.
—Freddy, la próxima salida. Barra libre.
Le molestaba tener que parar (le molestaba cualquier ventaja de Owen, aunque
sólo fueran tres o cuatro kilómetros), pero necesitaba a Perlmutter, y a ser posible
contento.
Tenían delante el área de descanso donde el señor Gray había cambiado el
quitanieves por el Subaru del cocinero, y donde también habían hecho una breve
parada Owen y Henry porque pasaba la línea por dentro. El aparcamiento estaba
repleto, pero entre los tres tenían bastante calderilla para las máquinas de bebidas de
fuera.
Gracias a Dios.
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