Page 147 - Las ciudades de los muertos
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resistirse.
—Perfecto.
—Yo… mmm… soñé que alguien nos disparaba.
—No era un sueño.
Observó a nuestro alrededor y en ese preciso instante pareció darse cuenta de que
había niebla.
—Howard, siempre pensé que el clima de Egipto era constante y predecible.
—Lo es, o al menos se supone. Pero cada otoño parece descontrolarse un poco.
—Tal vez un brujo esté luchando contra los elementos —volvió a bostezar.
—Sí, o quizás es el principio del fin del universo.
Akim no hacía caso de nuestra conversación, conducía como si no estuviéramos
ahí.
—El antiguo cementerio de el-Qatta es un lugar horroroso. Deberían mantenerse
alejados de él.
Alegar que no era esa nuestra intención no me habría servido de nada, así que
inquirí.
—¿Por qué es tan horroroso?
—Nuestros antepasados no murieron.
—Pero sus cuerpos sí. He visto a muchos de ellos convertirse en polvo para creer
otra cosa.
—Malos embalsamadores.
—¿Es eso todo?
—Sí. ¿Continuaría usted ocupando un cuerpo profanado si tuviera la
oportunidad?
Habíamos cubierto una buena parte del viaje, y el cielo, o mejor dicho la niebla,
empezaba a iluminarse. Sin embargo, frente a nosotros era imposible distinguir el
camino que se ocultaba bajo el fango. Di gracias a que Akim, o sus burros, conocían
el camino.
—No —quería cambiar de tema—. No, supongo que no.
—Bien —en su voz profunda sonó como una nota de triunfo—. Entonces, ya lo
verá. El-Qatta era uno de los mayores centros de embalsamadores, y los cuerpos que
reposan en su cementerio están bien conservados.
No quería discutir sobre aquel tema, así que no respondí y fingí que intentaba ver
a través de la niebla. Al mejorar el tiempo, empezaron a oírse de vez en cuando los
cantos de las aves.
—Con toda este agua, pronto habrá miles de ranas y los pájaros se multiplicarán
al tener tanta comida.
—Deje que le cuente una historia —sus ojos estaban fíjos en los burros y no
parecía haberme oído—. Es sobre mí mismo. Esta no es la primera lluvia mala que
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