Page 152 - Las ciudades de los muertos
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historia. Necesitaba a Ahmed para trabajar en la granja.
Parecía completamente convencido de la veracidad de su historia, así que no tenía
sentido intentar discutírselo.
—Necesito descansar un poco, Akim. ¿Le importaría que me acostara un rato en
la parte trasera, con mi amigo? Después puedo guiar un rato los burros, para que
usted pueda dormir también.
—Estoy bastante desvelado. Descanse usted, Carter bajá.
—Gracias. Antes, sin embargo, me gustaría poner al día mi diario.
—Por supuesto. Por cierto, el cabello de su amigo es de un tono rojizo muy
peculiar. Antes, en la oscuridad, no me di cuenta. ¿Cómo dijo que se llamaba?
—Larrimer. Hank Larrimer —solté una risita—. De los Larrimer de Pittsburgh.
—¿Cómo dice?
—Nada. Es una broma entre nosotros.
Se quedó mirando cómo escribía en mi diario, con una amplia sonrisa en los
labios. No creo en la historia de Akim, pero me gustaría saber qué hacer con el
narrador.
—Carter bajá.
—¿Sí, Akim?
—No vayan al antiguo cementerio. Me gustan ustedes, acepten mi consejo como
amigo, ¿comprende?
No, no lo comprendía y así se lo hice constar. Le había repetido varias veces que
no era nuestra intención ir allí y aquella insistencia me ponía nervioso.
—Ya le he contado cómo son las tumbas.
—Me ha contado su versión, sí.
—No es únicamente mi versión. Los niños todavía desaparecen de modo
misterioso allí. Muchos niños, docenas. Tantos, que incluso la policía de El Cairo ha
venido a investigar. Sospechan de sus padres, de asesinato, o de… No conozco la
mente de los policías.
De repente, Akim había atraído de nuevo mi interés.
—He oído hablar de eso. Dicen que están desapareciendo niños en todo el delta.
—Es peor en el-Qatta y en las ciudades de alrededor.
—Y usted opina que los niños están desapareciendo en las tumbas —intenté
adoptar mi tono de voz escéptico.
—Me gusta usted, Carter bajá, y he intentado advertirle. No todos los extranjeros
que acuden a el-Qatta van sobre aviso.
Era evidente que no iba a contarme nada más sobre los niños desaparecidos, así
que intenté entablar una conversación banal.
—¿Han acudido otros arqueólogos recientemente?
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