Page 119 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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una dieta de muy bajas calorías) es la única manera probada de alargar la vida máxima de los
animales. La investigación de seguimiento indicó que la vida máxima de las ratas plenamente
alimentadas, aproximada en término medio a los mil días, se podía extender a 1.600 días en las ratas
subalimentadas, lo cual representa un aumento del 60 por ciento. ¿Funcionaría esa técnica en los
humanos? Tal vez. Pero no se puede aplicar la prueba en bebés recién destetados, considerando el
riesgo de atrofiar su desarrollo y teniendo en cuenta las obvias objeciones éticas. Una dieta humana
restringida al 60 por ciento de las calorías normales (aproximadamente 1.500 diarias para el adulto
medio) linda con el ayuno. Sería intolerable imponer eso a los niños. Y, como los adultos jóvenes no
detectan en sí ninguna señal de envejecimiento, no tienen demasiados incentivos para evitarlo.
Cornaro inició su ayuno en la edad madura, que puede ser suficiente.
El doctor Roy Walford, notable gerontólogo de la Universidad de California y declarado defensor de
la subnutrición, es uno de los pocos científicos que practica personalmente el método. Walford cree
que reducir las calorías es un procedimiento seguro y efectivo mucho después de la infancia. Para
apoyar su punto de vista, aplicó una dieta restringida a ratones que tenían una edad equivalente a los
30 o 33 años en la escala humana; descubrió que vivían un 20 por ciento más. A diferencia de los
animales que seguían una dieta restringida desde el nacimiento, éstos no sobrepasaron la edad má-
xima de los ratones. Por otra parte, un 20 por ciento más de vida representa alrededor de quince
años en los humanos. Los animales presentaron excelente salud durante toda la vida y envejecieron
con una fracción de los tumores y las enfermedades cardiacas que presentaban los ratones
plenamente alimentados.
Walford no sometía a los animales a un ayuno total todos los días. Las investigaciones anteriores
habían demostrado que seguir una dieta restringida sólo día por medio era altamente efectivo para
aumentar la duración de la vida. Por añadidura, se los introdujo en la nueva dieta de manera gradual,
permitiendo que sus cuerpos cambiaran el punto de ajuste metabólico para dar lugar a las
restricciones alimenticias sin cambios abruptos.
El punto de ajuste metabólico es un mecanismo cerebral que regula la celeridad con que el cuerpo
quema combustible. También indica cuándo tener hambre y cuándo se está satisfecho. Si tratas de
imponerte una dieta que esté en desacuerdo con tu punto de ajuste metabólico, el cerebro creará an-
sias de comer hasta que se suministren más alimentos. Al cambiar gradualmente el punto de ajuste
metabólico, Walford los indujo a ponerse en línea con las escasas calorías requeridas por la
subnutrición. Aconseja el mismo proceso gradual para quienes adopten su método: tomarse varios
meses o años enteros para ajustarse a una reducción del 40 por ciento del consumo calórico.
Este plan gradual forma la base de la dieta de Walford; él cree que eso permitirá a cualquiera
sobrepasar a Cornaro y vivir hasta los 120 años o más. «La idea es perder peso gradualmente en los
cuatro, cinco o seis años siguientes —dice—, hasta que se está del 10 por ciento al 25 por ciento por
debajo del punto de ajuste. Ése es el peso al que se tenderá si no se come en exceso ni demasiado
poco. Generalmente, es lo que se pesaba entre los 25 y los 30 años.» La restricción gradual de
calorías debe incluir una cuidadosa selección de alimentos que incluya todas las vitaminas y
minerales: no es lo mismo subnutrición que desnutrición. Desde el punto dé vista médico, la dieta de
Walford podría inducir mejoras casi seguras en la salud, sobre todo en cuanto al cáncer y a las
enfermedades cardiovasculares.
En vez de ingerir el 37 por ciento de grasas que consume diariamente el estadounidense medio, ni
siquiera el 30 por ciento aconsejado por los expertos en prevención, el régimen de Walford reduce la
grasa a un marginal 11 por ciento: aproximadamente la que contiene una cucharada de aceite
vegetal, más una pizca de cereales, verduras y frutas. Aunque este consumo es tan mínimo que sólo
la persona más intensamente motivada podría esperar con realismo subsistir con ella, no ofrece
normalmente ningún peligro a corto plazo. El divulgado programa para revertir las enfermedades
cardiacas, ideado por el cardiólogo Dean Ornish, contiene sólo esa cantidad de grasa, al igual que el
Plan Pritikin y la «dieta del arroz» de la Universidad de Duke que lo precedieron.
Otra ventaja de la restricción alimenticia es la eliminación de calorías inútiles y alimentos
elaborados. En un régimen de 1.200 a 1.500 calorías diarias no hay lugar para pasteles, galletitas,
helados, hamburguesas y patatas fritas. El azúcar y la grasa deben ser extirpados para hacer sitio a
una abundancia de alimentos integrales. Éste es un objetivo deseable, aunque el plan de Walford no
lleve a la longevidad. Algunos gerontólogos señalan que los animales realmente interesantes no son
los sometidos a dieta restringida, sino aquéllos a los que se permitió comer cuanto deseaban. El