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PLANIFICACIÓN Y DEMOCRACIA
de la civilización ha acompañado una constante reducción de la esfera en que
las acciones individuales están sujetas a reglas fijas. Las reglas que compo-
nen nuestro código moral común han disminuido progresivamente y han
tomado un carácter cada vez más general. Desde el hombre primitivo, que
estaba atado a un complicado ritual en casi todas sus actividades diarias, que
se veía limitado por innumerables tabús y que apenas podía concebir un hacer
algo de manera diferente que sus compañeros, la moral ha tendido, cada vez
más, a constituir solamente los límites que circunscriben la esfera dentro de
la cual el individuo puede comportarse a su gusto. La adopción de un código
ético común suficientemente extenso para determinar un plan económico
unitario significaría una inversión completa de esa tendencia.
Lo esencial para nosotros es que no existe un código ético tan completo.
El intento de dirigir toda la actividad económica de acuerdo con un solo plan
alzaría innumerables cuestiones, cuya respuesta sólo podría provenir de
una regla moral, pero la ética existente no tiene respuesta para ellas, y
cuando la tiene, no hay acuerdo respecto a lo que se deba hacer. La gente, o
no tiene opiniones definidas, o tiene opiniones opuestas sobre estas cues-
tiones, porque en la sociedad libre en que hemos vivido no ha existido
ocasión para pensar sobre ellas y todavía menos para formar una opinión
común.
* * *
No es sólo que carezcamos de una escala de valores que lo abarque todo;
es que sería imposible para una mente abarcar la infinita variedad de las diver-
sas necesidades de las diferentes personas que compiten por los recursos dispo-
nibles y asignar un peso definido a cada una. Para nuestro problema es de
menor importancia si los fines que son la aspiración de una persona abar-
can sólo sus propias necesidades individuales o incluyen las necesidades de
sus allegados más cercanos o incluso las de los más distantes; es decir, si es
egoísta o altruista, en el sentido ordinario de estas palabras. El hecho tras-
cendental es que al hombre le es imposible abarcar un campo ilimitado,sentir
la urgencia de un número ilimitado de necesidades. Se centre su atención
sobre sus propias necesidades físicas o tome con cálido interés el bienestar
de cualquier ser humano que conozca, los fines de que puede ocuparse serán
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