Page 172 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar



            tiene ganas y madera para surgir en esta profesión, nunca pierda el ánimo y la confian-
            za en lo que hace”. Carlos me dio su apoyo profesional (porque si no tenías padrino de
            peso en esta profesión, no surges) y me enseñó a desarrollar los dones que Dios me
            dio, para ser un excelente promotor de publicidad y ventas en Coca-Cola.


               Nunca me frustro mis ilusiones como locutor comercial, deportivo y empresarial, fue
            orientando mi actitud y desarrollo profesional, como presentador de grandes eventos
            especiales. Fue mi padrino, mi mentor y mi jefe en Coca-Cola, tuvo confianza en mí
            y me apoyo incondicionalmente ante las directivas de la empresa, para que me nom-
            braran como promotor de publicidad y ventas, en la embotelladora de Bogotá. En esa
            época, mi ángel, era promotor nacional de Coca-Cola.


               Algo que nunca olvidare y siempre llevare grabado en mi corazón, fue el respaldo que
            me dio ante las directivas de la empresa (embotelladora Coca-Cola de Colombia y coca
            cola Export), para presentar mi examen de admisión al cargo de promotor, que era lo
            que yo estaba buscando hacia año y medio atrás.


               Que tal si nos vamos a comerciales y disfrutamos de un whisky…? Ahh…! Que ri-
            cooo…! Chin-chin, ahora si continuemos…


               Una noche, en el desaparecido club del espectador, la compañía realizo un evento
            importante. El lanzamiento oficial a medios de comunicación y publico en general, del
            comercial “La chispa de la vida”, de pronto la generación de los 80 la recuerda. El jingle
            lo cantaba, desde Monserrate, Billy Pontony (quien estuvo presente la noche del lan-
            zamiento). Más o menos decía… a ver, cantemos juntos, 1, 2, 3…: “Voy a cantar a la
            chispa de la vida, donde todo es amor y amistad… cosas como el mar, la luna y
            el amorrrr y con Coca-Cola, disfruta mi canción, coooca-cola, coooca-cola”. Era
            más o menos así, consideren que ya han pasado 40 años.


               Carlos Osma, mi ángel, era el presentador oficial del evento, yo había sido invitado,
            no sé por quién (cosas de mi Dios), al lanzamiento y había ido con un grupo de compa-
            ñeros de liquidación, los que creían en mí, y sabían que yo sería el siguiente promotor
            de la embotelladora de Bogotá.


               Estaba relajado, más contento que una loca sin calzones y de pronto, Carlos dice
            por el micrófono: “Damas y caballeros, a partir de hoy, nace en Coca-Cola una voz
            fresca, una voz juvenil, muy comercial, que será la encargada de representar a la
            compañía en todos los eventos importantes, a nivel local, departamental y nacio-
            nal (y así fue), con orgullo, esta noche les presento, al señor Jorge Barahona, mi
            compañero en la presentación desde este escenario”. Yo estaba “cagado y orinado”
            del susto, pero este ángel, me paso el micrófono, puso su mano derecha en mi hom-
            bro. Ahí fui perdiendo el miedo, me dio confianza y logré mi sueño, ser promotor de
            Coca-Cola.




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