Page 176 - Biografia
P. 176
Yo Beto: Una Historia Chévere para contar
Ahora sí, levantemos la copa del granizado néctar verde, salud y Hugazo… un millón
de gracias por ser como es conmigo y por haberme permitido conocer a mi espectacu-
lar ahijada, Paolita, ademas por haber construido esta amistad con tu familia, Loaiza
- Contreras, que ha perdurado en el tiempo. Compadre Loaiza, comadre Ruth, un billón
de gracias, los recordare por siempre.
BEATRIZ DE LA TORRE
Betty influyo bastante en mi cambio de vida y de comportamiento con mis seme-
jantes, por eso la incluyo en este grupo de ángeles, como un pequeño, pero sentido
homenaje de gratitud. A este ángel lo conocí en unas ferias y fiestas en Cachipay (C/
marca), yo trabajaba con aguardiente néctar o Bavaria, no recuerdo, en fin, fue por esa
época. Hermana de caballistas, domadores de caballos y prestigiosos hacendados de
la región de Albán, Facatativá, la Florida, Anolaima en Cundinamarca. Bailaba, tomaba
trago, fumaba, mejor dicho, era del mundo (como dice ella ahora).
Después de varios años, no recuerdo bien cuantos,… ella había seguido con su
vida y yo con la mía, nos encontramos nuevamente en el centro comercial metrópo-
lis yo iba para mi casa en el barrio Simón Bolívar, o como le decíamos, metrópolis
oriental, para darnos más cache, cuando de pronto, un abrazo y un beso muy efusivo,
de una mujer completamente diferente (a como yo la había conocido años atrás) muy
juvenil en su aspecto, vestimenta y andar, diríamos menos mostrona, su rostro refle-
jaba felicidad, en su bolso tenía un biblia que me obsequio y que aún conservo, y la
conservare hasta que Dios me llame. Me predico de Jesús, sin fanatismo ni sectarismo
(que eso fue lo que me gusto) y me invito, para que el siguiente domingo a las 10 de la
mañana, la acompañara a la iglesia cristiana donde ella se congregaba.
Cumplí la cita, pero que creen que paso…? Que me dio culillo, miedo, me sudo todo
el cuerpo, me temblaban las manos y no fui capaz de entrar. Ya en mi casa, le comente
a mi madre, ella me tranquilizo y me dijo: “Yo quiero hablar con esa señora”, y no se
quitó del lado del teléfono, hasta que yo la contacte con mi ángel. Las dos hablaron por
largo rato, no sé de qué, porque mi madre me hizo retirar, lo que si sé, es que Betty me
enseñó a leer la biblia, a comprender los mensajes de Dios, cuando en la actualidad les
estoy escribiendo este libro que, se que va a romper récords en ventas, estoy conven-
cido de que todo lo que me ha pasado, fue un correctivo severo de Jesús, ya que yo
andaba muy equivocado con respecto a mi comportamiento, a la forma como llevaba
mi vida, a mi actuación con mis semejantes.
Era envidioso, humillante, prepotente y borrachín, creo que este ángel influyo muchí-
simo, para el retiro del néctar y Bavaria. Mi ángel, con su tolerancia, paciencia, amor,
cariño y afecto, me hizo traspasar esa puerta, donde yo estuve más cerca de Dios.
176