Page 175 - Biografia
P. 175
Jorge Humberto Barahona González
Qué tal si nos vamos a comerciales…? Podríamos disfrutar de una bandeja paisa
o de unos huesos de marrano y de sobremesa, media de aguardiente néctar verde o
azul, granizados, digo, para desvalijar, como decía mi padre…! Ahh…! Que ricooo…!,
salud, ahora sí, continuemos que esto está bueno
Les contaba que Hugo seguía con su ayuda incondicional para que, en su momento,
me convirtiera en su compañero promotor… y llego ese gran día. Don Alberto Ramírez
(jefazo del departamento de publicidad de Bogotá), llamo a Hugo y le dijo: “Ya llego su
camioneta nueva con escotilla, recién decorada, con cuatro cornetas para soni-
do, “full” equipo de sonido y música, mejor dicho, lo último en guarachas, esa
la coge usted… y la otra…? La Dodge Custom modelo 76, con dos cornetas, ya
quedaba como la otra, la viejita, quien la va a coger…? Porque yo no veo candi-
datos y la gerencia ya me autorizo los dos promotores de Bogotá”.
Y aquí es cuando Hugo Loaiza se convierte en mi ángel, ya que le contesto: “Don
Alberto, hay un muchacho, amigo mío, que trabaja como cajero recibidor en el
departamento de liquidación y que quiere ser promotor, hace como un año atrás
lo he venido preparando, tiene madera, es un diamante en bruto, lo podríamos
traer, no como bruto, sino como diamante, para irlo puliendo en el cargo de pro-
motor, me parece que es buen prospecto, para que coja esa camioneta y sea mi
compañero”.
Desde ese momento, con Hugo (hace ya más de 40 años) hemos sido buenos ami-
gos, confidentes, una pareja en promociones, eventos, publicidad y ventas, que no
volverá a existir en la compañía, comentario hecho por las directivas de Coca-Co-
la. Somos compinches, vimos crecer nuestras familias, él influyó y me ayudó mucho,
para la compra de mi apartamento en la urbanización san mateo en Soacha. Cuando
deseen, estimados lectores y lectoras, les cuento este episodio, que fue bastante diver-
tido y curioso, sino, dejemos así ahijadito.
Actualmente, ambos ya retirados y disfrutando de nuestra merecida pensión, lo visito
frecuentemente en su chalet, que hizo en la ciudad jardín de Colombia, donde nació, al
calor de un buen whisky (que a ambos nos fascina) y escuchando excelente música (la
chucu chucu), con tremendo sonido, porque a él siempre le gusto el buen sonido, recor-
damos con nostalgia, pero con alegría, esas épocas maravillosas. Soy orgullosamente
el padrino de bautizo de su hija (Paolita) y muy buen amigo de sus hijos, Hugo armando
(Q.E.P.D) John y Giovanni y de su amable y linda esposa Ruth.
Gracias a Dios, terminamos felizmente siendo compadres con mi esposa Libertad
(Q.E.P.D), su esposa Ruth y él. Indudablemente, sin este ángel, no habría podido ser
feliz, como lo fui en mi vida y en mi trabajo como promotor y locutor empresarial. Ojalá
que la amistad, que me une con este ángel, perdure hasta que todos estemos viejitos…!
175