Page 434 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Carismas del corazón      423
       espíritu  lo creó ya antes alguna vez o no,  si  lo creará después de
       nuevo o no,  si a la vez  lo crea en su mismo espíritu o no;  le da a
       conocer también  si ese estado místico tiene su semejante o pareci-
       do perfecto en  el mundo o no y si se parece además o no al modelo
       del nombre divino, del cual es imitación; finalmente,  le da a conocer
       si es o no sujeto apto para realizar ese doble parecido alguna vez
       en cierta medida, de modo que haya de lograrlo, al menos en parte,
       aunque  le quede algo por lograr para cuando posea por completo
       la morada.
          [158]  [Otro grado, que Abenarabi llama de la ilustración eterna
       y cuya sublimidad, rareza y dificultad de lograr pondera hiperbólica-
       mente, exige una preparación escrupulosa: veinte días con sus no-
       ches de ayuno y vigilia, consagrados a  la oración mental; después,
       diez días de expectativa y vigilancia atenta, en espera de que la ilus-
       tración divina aparezca en el alma, y,  si no aparece en ese plazo, es
       preciso volver al ejercicio preparatorio. Este grado consta de ochen-
       ta y tres moradas, que se subdividen en muchos millares de mansio-
       nes. Desgraciadamente, Abenarabi se limita a enumerarlas sin des-
       cribir su contenido.]
          [160]  [Otro grado se llama del descenso de la divina esencia. El
       que aspire a este alto honor de que su corazón sea la habitación de
       Dios, debe ante todo dirigir a El su intención y matar en su corazón
       toda pasión de soberbia, vanidad, etc. Después, ha de lavarlo con  el
       agua de la sincera intención y de la vigilancia escrupulosa, alhajarlo
       con el tapiz de la humildad y el reconocimiento de la propia indigen-
       cia y alumbrarlo con las lámparas de las virtudes celestiales y divi-
       nas, hasta que su luz penetre en todos sus rincones. Tampoco en este
       grado se explica  el contenido de la iluminación.]
          [164] Grado en que se conoce cómo hay que escuchar la voz de
       Dios.—Este grado es propio de los que todavía caminan por la vía
       de  la perfección, sin haber llegado a ¡a meta. Es de gran provecho
       espiritual. Aunque, en cierto modo, pertenece a los carismas del senti-
       do del oído, su lugar adecuado es este en que estudiamos los perte-
       necientes  al corazón. Es un grado muy expuesto a tropiezos para
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