Page 462 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Descripción de la iluminación  451
        tintineo de la campana, experimentaba una enorme fatiga que le pro-
        ducía un gran desfallecimiento quedando inmóvil y desvanecido. Eso,
       a pesar de que la comunicación con Dios se realizaba mediatamente.
        ¿Qué no pasará, pues, cuando Dios dirija su palabra suprimiendo todo
        intermediario, como lo hizo con Moisés y  lo hace con aquellos con
       quienes conversa directamente? Ahora bien,  si éstos son los efectos
       que en el alma producen los simples preámbulos de la iluminación di-
       vina, ¿cuál no será la pesadez espiritual que abrumará al alma, des-
       pués de recibir la iluminación misma? ¿No ves acaso cuán grande es
       el temor reverencial que experimentan las gentes del vulgo, los simples
       fieles, cuando ven de cerca a los santos consagrados  al servicio de
       Dios, que, por vivir apartados del mundo, raras veces se dejan ver de
       la gente? Así que sus miradas caen sobre ellos, quédanse tan inmóvi-
       les y como petrificados contemplándolos, que sólo Dios podría pon-
       derarlo. Y eso es sencillamente la veneración y el respeto que les in-
       funde una persona que es objeto de la iluminación divina... Como dijo
       el poeta:
         "Con pasión lo deseo; mas cuando aparece, quédome inmóvil y con la vis-
       ta  baja,
         Abrumado por el respeto que me inspira, no por temor, sino por veneración
       y modestia ante su hermosura."

       Pues bien, esa inmovilidad es la misma pesadez espiritual... He aquí
       ahora la descripción del estado del alma, poseída de ese temor reve-
       rencial. Cuando está así inmóvil y sentada ante Dios, quédase privada
       de toda atención o distracción exterior; abstraído y ocupado el sentido
       íntimo en la contemplación de Dios; exento el corazón de ideas y la
       inteligencia de pensamientos y los órganos corpóreos de movimientos;
       sin facultad de discernir entre lo bueno y lo malo; sus oídos inclina-
       dos hacia El y sus ojos mirando hacia la tierra, pero sin que la luz
       de su mirada interior quede extinguida; concentración de todas las pre-
       ocupaciones en una sola; sentimiento de la propia pequenez; recogi-
       miento tal de todos sus miembros, que le permita oír el más leve ruido,
       aunque ni siquiera respire; inmóviles y como petrificados los ojos...
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