Page 473 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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462        Parte III.—Textos: Foíuhat,  11, 430, 431
                  Si de El me alejo,  el ansia de encontrarle
                 De nuevo me atormenta y me aniquila.
                 Vuelvo a encontrarlo, y mi pasión no cesa:
                 El deseo consume al alma mía,
                 Tanto  si está presente como ausente
                 El Amado. Su encuentro determina
                 En mí lo que jamás imaginara:
                 ¡En vez de la salud que  el alma ansia,
                 Otra dolencia más de amor ardiente!
                 Y es que este Amado que mis ojos miran
                 Aumenta su esplendor y su belleza
                 Cada vez que se aparta de mi vista.
                 Y es natural que cuando vuelva a verlo,
                 Sentiré una emoción tanto más viva,
                 Cuanto más ha aumentado con la ausencia
                 Su hermosura divina.
          Aludo en estos versos a la manifestación de Dios, bajo diversas for-
        mas, a los bienaventurados en el cielo y a los corazones de sus siervos
        aquí en el mundo, porque, como consta por el Sahih de Móslem (1),
        Dios se cambia a sí propio, en cuanto a las formas en que se manifies-
        ta y como conviene a la perfección de su esencia, es decir, sin que esto
        envuelva ni asimilación de Dios a las criaturas ni real modificación
        suya.
          Porque, ¡por Dios juro!, que si la Revelación no nos hubiese comu-
        nicado noticias divinas, nadie habría conocido a Dios; y si nos hubié-
       semos contentado con los solos indicios de la razón filosófica (que aun
        a juicio de sus partidarios, si engendran ciencia de la esencia de Dios,
       es solamente por modo negativo), es seguro que ni una criatura habría
        amado a Dios. En cambio, cuando la palabra revelada nos comunica
         Su encuentro me produce lo que yo no LOaoechaba: en lugar de  la cura-
       ción,  una  i.ueva enfermedad de pasión;
         porque veo a una persona cuya hermosa' a aumenta, mientras que no  la
       encuentro, en esplendor y magnificencia,
         y, por tanto, es preciso que exista una emoción correspondiente y exacta-
       mente armónica con  el aumento de la belleza."
         (1)  Colección de tradiciones auténticas de Mahoma, formada por este au-
       tor del siglo IX de  J. C.
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