Page 490 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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El amor a Dios con Dios 479
todas las cosas criadas. El alma entonces lo reconoce, y ama a las
cosas, no ya por ellas mismas, sino por Dios. Desde este momento, el
alma entera comienza a existir por Dios, no por su propia naturaleza
física, ni por cosa alguna distinta de Dios. A Dios ve ya en toda cosa;
y henchida de orgullo y de alegría, advierte que supera a todas las
otras almas, por razón de esta dote que posee (1).
Una vez más se le manifiesta Dios; pero ahora, en la esencia mis-
ma del alma, así en la física como en la espiritual, aunque siempre me-
diante aquella señal misma. Advierte entonces el alma que ella ve a
Dios, pero no consigo misma, sino con Dios; que le ama con El y no
con ella (2); que es Dios quien se ama a sí mismo, y no ella la que
le ama; que ella contempla a Dios en todo ser, pero con aquel ojo que
es el ojo de Dios y el ojo de ella (3) ; que Dios no ama a otro, que a sí
propio; que Dios es, por tanto, el amante y el amado, el que desea y
lo deseado.
Y en virtud de todo esto, ve ya con claridad que el amor que hacia
Dios siente está inspirado a la vez en dos motivos: Dios y ella misma;
pero los fenómenos de ese amor divino, por ella experimentados en
este último grado, tienen su principio eficiente en Dios solo: no en ella
misma sola o asociada con Dios. Y no hay más hipótesis que añadir,
sino la nada (4).
Quiere después conocer el alma cuál sea el valor intrínseco de ese
su amor a Dios, cuál sea su comienzo y cuál su fin o término.
(1) Literalmente "por razón de esta realidad esencial".
(2) La preposición "con" indica en estas últimas frases que se trata de
la causa instrumental de la visión, del amor, etc., y no ya de la causa final.
(3) Esta última frase tiene en el original árabe el doble sentido a que se
presta la palabra áin, que significa "ojo" y "esencia".
(4) Esta última frase se refiere a aquella cuarta hipótesis que hizo antes,
en la frase "o con ninguno de ellos", hipótesis contradictoria, que equivale a la
nada. Según esto, hasta aquí ha resuelto Abenarabi las dos primeras cuestiones
que en este Suplemento se propuso: I.' Cuál sea el motivo de nuestro amor a
a
Dios; y 2. Cuál sea su principio eficiente o causa instrumental. En las páginas
siguientes resuelve los restantes problemas, que allí planteó, sobre el comienzo,
el fin y la naturaleza de nuestro amor divino.