Page 497 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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        que la esencia del amado venga a ser la misma esencia del amante y
        que la esencia del amante venga a ser la misma esencia del amado. Y
        a esto es a lo que aluden los místicos panteístas (1), aunque ignoran
        cómo se verifica realmente tal identificación.
          Debes, pues, saber que, sea cualquiera la forma física bajo la cual
        se manifieste el espíritu, sea bajo un cuerpo sensible, sea bajo un cuer-
        po fantástico, bajo cualquier relación que se le considere, siempre será
        cierto que !a cosa amada (la cual es algo que no existe), aunque no
        tenga realidad objetiva, es posible representársela en la fantasía y que
        tenga, por tanto, cierta manera de existencia perceptible para la vista
        de la imaginación, con ese ojo especial que es propio de dicha facultad
        representativa.
          Pues bien: cuando dos amigos se abrazan estrechamente, hasta li-
        bar cada uno de ellos la saliva en los labios del otro, la saliva de cada
        uno llega a depositarse dentro de la persona del otro, y al respirar cada
        uno de los dos cuerpos, mientras se besan y se abrazan, sale de éste el
        aliento y penetra hasta las entrañas de aquél y recíprocamente. Ese
        aliento no es otra cosa que e! espíritu animal que anima a la forma físi-
        ca (cuerpo)  ; de modo que el aliento de cada uno de los dos que respiran
        es el espíritu de cada uno de ambos. Luego el que lo recibe dentro de sí,
        en el momento de besar a su amigo y de inspirar, queda vivificado por
        su espíritu. Y de este modo lo que era espíritu de Zeid, eso mismo viene
        a ser espíritu de Amer. Y como ese aliento ha salido de un amante,
        sale revistiendo forma de amor y va acompañado del  deleite de  la
        amistad. Por todo lo cual, como que ese aliento viene a ser espíritu del
        amigo en cuyo pecho se introduce, y recíprocamente, se puede expre-
        sar esto con la palabra identificación, respecto de cada uno de los dos
        individuos, y ambos pueden decir con verdad
                      Soy yo quien amo
                    Y a quien amo yo (2).
          (1)  Literalmente,  los que creen que Dios habita o reside en  el alma del
        hombre.
             Este verso es un tópico, citado por todos los escritores sufies, como
          (2)
        ejemplo clásico de  la identificación característica del amor. Algazel trata del
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