Page 499 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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488         Parte 111.—Textos: Fotuhat, II, 442, 443
        dido en el desierto su camella de la cual sacaba su comida y su bebi-
        da, la encuentra al fin, después de haber llegado a desesperar de vivir
       y haberse ya dado por muerto"  (1). ¿Cuál será  la alegría de este
       hombre al encontrarla? Pues Dios se regocija de la penitencia de su
       siervo mucho más que esa persona de su camella. Y  esto, a pesar
       de que Dios de nada  necesita, a  pesar de que  es omnipotente y a
        pesar de que su voluntad sobre sus siervos se cumple eficazmente.
          [442] Volviendo, pues, al amor físico, diremos que es condición
       esencial suya hacer que el amante, en quien este amor existe, no ame a
       su amado por otro fin, que por el placer y deleite que en él encuentra.
        Lo ama, pues, por sí mismo y no por  el amado; y ya te consta con
        evidencia, en virtud de lo que antecede, que esta última propiedad (2)
        tiene lugar en  el amor divino y en  el espiritual; en cambio,  el amor
       físico no tiene otro principio que explique su existencia, sino la dicha y
        bienestar propios; de aquella otra propiedad (3), el apetito natural o
        físico no entiende nada absolutamente: ama las cosas tan sólo por sí
        mismo exclusivamente y tiende a unirse con ellas, a estar próximo a
        ellas.
          Este amor circula a través de todo animal, y existe también en  el
        hombre, en cuanto animal que es. El animal ama dicha unión con las
       cosas, no por otro fin en realidad sino porque de ella pende la subsis-
       tencia de su propio ser; pero  el animal ignora qué quiere decir esto
       de "la subsistencia de su propio ser"; lo único que él encuentra en sí
        mismo es un impulso espontáneo que  le arrastra a la unión con un
        ser determinado; y esa unión es lo que él ama primaria y radicalmen-
        te; esa unión es su amado; pero como  tal unión amada no existirá,
        sino en un ser determinado,  el animal ama también a ese ser, aunque
        de un modo secundario y mediato, no primariamente. Y esa' unión es


          (1)  Esta tradición de Mahoma está inspirada en la parábola evangélica de
        la oveja perdida, combinando las dos redacciones sinópticas: Mat, XVIII, 12-14
        y Luc. XV, 3-7. Cfr. Asin, Influencias evangélicas en la literatura religiosa del
        islam (apud "Mélanges Browne") núm. 16.
          (2)  La de amar  al amado por  el amado.
          (3)  La de amar al amado por el amado.
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