Page 216 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker
No pude evitar la tentación de hacerle una broma; su
pongo que ese es el gusto de la manzana original que todavía
nosotras,
permanece en de tal manera que le entregué el diario
estenográfico. Él lo tomó, haciendo una reverencia de agradeci
miento, y me dijo:
—¿Puedo leerlo?
—Si usted quiere —le respondí, tan modestamente co
mo pude.
Él lo abrió y durante un instante su rostro se fijó en el
papel. Luego se puso en pie e hizo una reverencia.
—¡Oh, usted es una mujer muy lista! —me dijo él—.
Desde hace tiempo sabía que el señor Jonathan era un hombre
de muchos merecimientos; pero vea, su mujer no le va ala zaga.
¿Y no me haría usted el honor de ayudarme a leer esto? ¡Ay! No
sé taquigrafía.
Para aquel tiempo, ya mi broma había pasado, y me
sentí casi avergonzada; de manera que tomé la copia mecano
gráfica de mi cesto de costura, y se la entregué
—Perdóneme —le dije—, no pude evitarlo; pero yo ha
bía estado pensando que era algo acerca de la querida Lucy que
usted deseaba preguntarme, y para que usted no tenga que
esperar mucho tiempo, no de mi parte, sino porque yo sé que el
tiempo debe ser precioso para usted, he sacado una copia de
esto a máquina para usted.
La tomó, y sus ojos brillaron.
—Es usted muy amable —dijo—. ¿Puedo leerlo ahora?
Quizá me gustaría hacerle unas preguntas después de haberlo
leído.
—No faltaba más —le dije yo—, léalo todo mientras yo
ordeno la comida; y luego me puede usted preguntar lo que
quiera, mientras comemos.
Hizo una reverencia y se acomodó en una silla, de es
paldas a la luz, y se absorbió en los papeles, mientras yo iba a
ver cómo estaba la comida, principalmente para dejarlo leer a
sus anchas. Cuando regresé lo encontré caminando rápidamen
te de uno a otro lado del cuarto, con el rostro todo encendido de
emoción. Se dirigió rápidamente hacia mí y me tomó ambas
manos.
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