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Drácula de Bram Stoker
pero todavía no. Ahora debe comer; después hablaremos largo y
tendido.
Después de la comida, cuando ya habíamos regresado a
la sala, me dijo:
—Y ahora, cuénteme acerca de él.
En el momento en que iba a comenzar a hablarle a este
gran hombre, empecé a sentir miedo de que creyese que yo era
una tontuela y Jonathan un loco (siendo su diario tan extraordi
nariamente extraño), y por un momento dudé cómo proseguir.
Pero él fue muy dulce y amable, y me había prometido tratar de
ayudarme, por lo que tuve confianza en él, y le dije:
—Doctor van Helsing, lo que yo tengo que decirle a us
ted es muy raro, pero usted no debe reírse de mí ni de mi mari
do. Desde ayer he estado en una especie de fiebre de incerti
dumbre; debe tener usted paciencia conmigo, y no creer que soy
tonta por haber creído algunas cosas muy raras.
Él me volvió a tranquilizar con sus maneras y sus pala
bras cuando dijo:
—¡Oh, mi querida amiga!, si usted supiera qué raro es el
asunto por el cual yo estoy aquí, entonces sería usted la que
reiría. He aprendido a no pensar mal de las creencias de cual
quiera, por más extrañas que sean. He tratado de mantener una
mente abierta; y no son las cosas ordinarias de la vida las que
pueden cerrarla, sino las cosas extrañas; las cosas extraordina
rias, las cosas que lo hacen dudar a uno si son locura o realidad.
—¡Gracias, gracias, mil veces gracias! Me ha quitado us
ted un peso de la mente. Si usted me lo permite, yo le daré un
papel para que lo lea. Es largo, pero lo he mecanografiado. En él
está descrito mi problema y el de Jonathan. Es una copia del
diario que llevó mientras estuvo fuera del país y de todo lo que
sucedió. No me atrevo a decir nada de él. Usted debe leerlo por
su cuenta y juzgar. Y después de que lo haya visto, tal vez sea
usted tan amable de decirme lo que piensa acerca de él.
—Lo prometo —me dijo, al tiempo que yo le entregaba
los papeles—; en la misma mañana, tan pronto como pueda,
vendré a verla a usted y a su marido, si me lo permite.
—Jonathan estará aquí a las once y media, y usted debe
venir a comer con nosotros y verlo a él entonces; podría usted
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