Page 229 - Drácula
P. 229

Drácula de Bram Stoker



                                           XV



                          El diario del doctor Seward
                                    (Continuación)



                               or un momento me dominó una fuerte cólera; fue
                               como si en vida hubiese abofeteado a Lucy. Gol
                         P     peé fuertemente la mesa y me puse en pie al
                               mismo tiempo que le decía:

                         —Doctor van Helsing, ¿está usted loco?
                         Él levantó la cabeza y me miró: la ternura que reflejaba
                  su rostro me calmó de inmediato.
                         —¡Me gustaría que así fuera! —dijo él—. La locura sería
                  más fácil de soportar comparada con verdades como esta. ¡Oh,
                  mi amigo!, ¿por qué piensa que yo di un rodeo tan grande? ¿Por
                  qué tomé tanto tiempo para decirle una cosa tan simple? ¿Es
                  acaso porque lo odio y lo he odiado a usted toda mi vida? ¿Es
                  porque deseaba causarle daño? ¿Era porque yo quería, ahora,
                  después de tanto tiempo, vengarme por aquella vez que usted
                  salvó mi vida, y de una muerte terrible? ¡Ah! ¡No!.

                         —Perdóneme —le dije yo.
                         Mi maestro continuó:
                         —Mi amigo, fue porque yo deseaba ser cuidadoso en
                  darle la noticia, porque yo sé que usted amó a esa niña tan dul
                  ce. Pero aun ahora no espero que usted me crea. Es tan difícil
                  aceptar de golpe cualquier verdad muy abstracta, ya que noso
                  tros podemos dudar que sea posible si siempre hemos creído en
                  su imposibilidad..., y es todavía más difícil y duro aceptar una
                  verdad concreta tan triste, y de una persona como la señorita
                  Lucy. Hoy por la noche iré a probarlo. ¿Se atreve a venir conmi
                  go?

                         Esto me hizo tambalear. Un hombre no gusta que le
                  prueben tales verdades; Byron decía de los celos: "Y prueban la
                  verdad pura de lo que más aborrecía."
                         Él vio mi indecisión, y habló:




                                             228
   224   225   226   227   228   229   230   231   232   233   234