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Drácula de Bram Stoker


                  cabo sus intenciones. No había dejado nada ala casualidad, y la
                  absoluta exactitud con la que sus instrucciones fueron seguidas
                  era simplemente un resultado lógico de su cuidado. Vi la factura
                  y tomé nota de ella: "Cincuenta cajas de tierra común, para fines
                  experimentales." También la copia de la carta dirigida a Carter
                  Paterson y su respuesta; saqué copias de las dos. Esa era toda
                  la información que podía facilitarme el señor Billington, de modo
                  que me dirigí al puerto a ver a los guardacostas, a los oficiales
                  de la aduana y al comandante de puerto. Todos ellos tenían algo
                  que decir sobre la entrada extraña del barco, que ya comenzaba
                  a tener su lugar en las tradiciones locales; pero no pudieron
                  añadir nada a la simple descripción "cincuenta cajas de tierra
                  común". A continuación fui a ver al jefe de estación, que me
                  puso amablemente en contacto con los hombres que habían
                  recibido en realidad las cajas. Su descripción coincidía con las
                  listas y no tuvieron nada que añadir, excepto que las cajas eran
                  "extraordinariamente pesadas" y que su embarque había sido un
                  trabajo muy duro. Uno de ellos dijo que era una pena que no
                  hubiera habido algún caballero presente "como usted, señor",
                  para recompensar en cierto modo sus esfuerzos, con una propi
                  na en metálico; otro expresó lo mismo, diciendo que el esfuerzo
                  hecho les había producido una sed tan grande que todavía no
                  habían logrado calmarla del todo. No es necesario añadir que,
                  antes de dejarlos, me encargué de que no volvieran a tener que
                  hacer ningún reproche al respecto.
                         30 de septiembre. El jefe de estación tuvo la amabilidad
                  de darme unas líneas escritas para su colega de King's Cross,
                  de manera que cuando llegué allá por la  mañana, pude hacerle
                  preguntas sobre la llegada de las cajas. Él también me puso
                  inmediatamente en contacto con los empleados apropiados y vi
                  que sus explicaciones coincidían con la factura original. Las
                  oportunidades de tener una sed anormal habían sido pocas en
                  este último caso; sin embargo, habían sido aprovechadas gene
                  rosamente y me vi obligado a ocuparme del resultado de un
                  modo ex post facto.
                         De allí me dirigí a las oficinas centrales de Carter Pater
                  son, donde fui recibido con la mayor cortesía. Examinaron la
                  transacción en su diario y sus archivos de correspondencia y
                  telefonearon inmediatamente a su oficina de King's Cross para
                  obtener más detalles. Afortunadamente, los hombres que se
                  encargaron del acarreo estaban esperando trabajo y el funciona
                  rio los envió inmediatamente, mandando asimismo con uno de
                  ellos el certificado de tránsito y todos los documentos relativos a



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