Page 286 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker


                  noches, siempre que veo a alguno. Antes acostumbraba usted
                  reírse de mí por ello, Art.
                         —¿Lo hirió? —preguntó el doctor van Helsing.
                         —No lo sé, pero creo que no, ya que se alejó volando
                  hacia el bosque.

                         Sin añadir más, volvió a ocupar su asiento, y el profesor
                  reanudó sus declaraciones:
                         —Debemos encontrar todas y cada una de esas cajas, y
                  cuando estemos preparados, debemos capturar o liquidar a ese
                  monstruo o, por así decirlo, debemos esterilizar esa tierra, para
                  que ya no pueda buscar refugio en ella. Así, al fin, podremos
                  hallarlo en su forma humana, entre el mediodía y la puesta del
                  sol y atacarlo cuando más debilitado se encuentre.
                         "Ahora, en cuanto a usted, señora Mina, esta noche es
                  el fin, hasta que todo vaya bien. Nos es usted demasiado precio
                  sa para correr riesgos semejantes. Cuando nos separemos esta
                  noche, usted no deberá ya volver a hacernos preguntas. Se lo
                  explicaremos todo a su debido tiempo. Nosotros somos hom
                  bres, y estamos en condiciones de soportarlo, pero usted debe
                  ser nuestra estrella y esperanza, y actuaremos con mayor liber
                  tad sino se encuentra usted en peligro, como nosotros."
                         Todos los hombres, incluso Jonathan, parecieron sentir
                  alivio, pero no me parecía bueno que tuvieran que enfrentarse al
                  peligro y quizá reducir su seguridad, siendo la fuerza la mejor
                  seguridad..., sólo por tener que cuidarme; pero estaban decidi
                  dos, y aunque era una píldora difícil de tragar para mí, no podía
                  decir nada. Me limité a aceptar aquel cuidado quijotesco de mi
                  persona.

                         El señor Morris resumió la discusión:
                         —Como no hay tiempo que perder, propongo que le
                  echemos una ojeada a esa casa ahora mismo. El tiempo es
                  importante y una acción rápida nuestra puede salvar a otra víc
                  tima.

                         Sentí que el corazón me fallaba, cuando vi que se acer
                  caba el momento de entrar en acción, pero no dije nada, pues
                  tenía miedo, ya que si parecía ser un estorbo o una carga para
                  sus trabajos, podrían dejarme incluso fuera de sus consejos.
                  Ahora se han ido a Carfax, lo cual quiere decir que van a entrar
                  en la casa.



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