Page 294 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker
corrido el riesgo de confiar en él, pero parece estar tan ligado al
conde de un modo tan extraño, que tengo miedo de hacer algo
indebido al satisfacer sus deseos. No puedo olvidar cómo supli
caba casi con el mismo fervor porque deseaba un gato, y cómo
después trató de destrozarme la garganta con los dientes.
Además, llamó al conde "señor y amo" y es posible que
desee salir para ayudarlo en algún plan diabólico. Esa cosa ho
rrible tiene a los lobos, a las ratas y a sus iguales para que lo
ayuden, de modo que supongo que es capaz de utilizar a un
pobre lunático. Sin embargo, es cierto que parecía sincero. Sólo
es pero que hayamos hecho lo mejor posible en este caso. Esas
cosas, junto al duro trabajo que nos espera, son suficientes para
afectar los nervios de un hombre.
El profesor avanzó y, poniéndole una mano en el hom
bro, le dijo con la gravedad y amabilidad que le eran habituales:
—No tema, amigo John. Estamos tratando de cumplir
con nuestro deber en un caso extremadamente triste y terrible;
sólo podemos hacer lo que nos parezca mejor. ¿Qué otra cosa
podemos esperar, a no ser la piedad del Altísimo?
Lord Godalming había salido durante unos minutos, pero
regresó inmediatamente. Levantó un pequeño silbato de plata, al
tiempo que observaba:
—Es posible que esa vieja casona esté llena de ratas, y
en ese caso, tenemos un antídoto a mano.
Después de pasar sobre el muro, nos dirigimos hacia la
casa, teniendo cuidado de permanecer entre las sombras de los
árboles, proyectadas sobre el césped, cuando salía la luna.
Cuando llegamos al porche, el profesor abrió su maletín y sacó
un montón de objetos, que colocó en uno de los escalones, for
mando con ellos cuatro grupos, evidentemente uno para cada
uno de nosotros. Luego dijo:
—Amigos míos, vamos a correr un riesgo tremendo, y
tenemos que armarnos de diversas formas. Nuestro enemigo no
lo es solamente espiritual. Recuerden que tiene la fuerza de
veinte hombres y que, aunque nuestros cuellos o nuestros apa
ratos respiratorios son del tipo común, o sea, que pueden ser
rotos o aplastados, los de él no pueden ser vencidos simplemen
te por la fuerza. Un hombre más fuerte, o un grupo de hombres
que, en conjunto son más fuertes que él, pueden sujetarlo a
veces, pero no pueden herirlo, como nosotros podemos ser heri
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