Page 316 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker


                         En el tren había escrito en mi diario todo lo relativo a mis
                  descubrimientos del día, y me limité a leerles lo que había escri
                  to, como el mejor medio posible en que pudieran enterarse de
                  los informes que había obtenido. Cuando terminé, van Helsing
                  dijo:
                         —Ha tenido usted un magnífico día de trabajo, amigo
                  Jonathan. Indudablemente, estamos sobre la pista de las cajas
                  que faltan. Si encontramos todas en esa casa, entonces, nuestro
                  trabajo se acerca a su final. Pero, si falta todavía alguna de ellas,
                  tendremos que buscarla hasta que la encontremos. Entonces
                  daremos el golpe final y haremos que el monstruo muera verda
                  deramente.
                         Permanecimos todos sentados en silencio y, de pronto,
                  el señor Morris dijo:

                         —¡Digan! ¿Cómo vamos a poder entrar a esa casa?
                         —Lo mismo que como lo hicimos en la otra —dijo lord
                  Godalming rápidamente.

                         —Pero, Art, entramos por efracción en Carfax; pero era
                  de noche y teníamos el parque que nos ocultaba a las miradas
                  indiscretas. Sería algo muy diferente el cometer ese delito en
                  Piccadilly, tanto de noche como de día. Confieso que no veo
                  cómo vamos a poder entrar, a no ser que ese pedante de la
                  agencia inmobiliaria nos consiga alguna llave.
                         Lord Godalming frunció el ceño, se puso en pie y se pa
                  seó por la habitación. De pronto se detuvo y dijo, volviéndose
                  hacia nosotros y mirándonos uno por uno:
                         —Quincey tiene razón. Este asunto de las entradas por
                  efracción se hace muy serio; nos salió muy bien una vez, pero el
                  trabajo que tenemos ahora entre manos es muy diferente..., a
                  menos que encontremos el llavero del conde.
                         Como no podíamos hacer nada antes de la mañana y
                  como era aconsejable que lord Godalming esperara hasta recibir
                  la comunicación de Mitchell's, decidimos no dar ningún paso
                  hasta la hora del desayuno. Durante un buen rato, permaneci
                  mos sentados, fumando, discutiendo todas las facetas del asun
                  to, visto desde diferentes ángulos; aproveché la oportunidad de
                  completar este diario y ponerlo al corriente hasta este preciso
                  instante. Tengo mucho sueño y debo ir a acostarme...





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