Page 369 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker



                                 Del diario de Jonathan Harker
                         3-4 de octubre, cerca de la medianoche. Creí que el día
                  de ayer no iba a terminar nunca. Tenía el deseo de dormirme,
                  con la esperanza de que al despertar descubriría que las cosas
                  habían cambiado y que todos los cambios serían en adelante
                  para mejor. Antes de separarnos, discutimos sobre cuál debería
                  ser nuestro siguiente paso, pero no pudimos llegar a ningún
                  resultado. Lo único que sabíamos era que quedaba todavía una
                  caja de tierra y que solamente el conde sabía dónde se encon
                  traba. Si desea permanecer escondido, puede confundirnos
                  durante años enteros y, mientras tanto, el pensamiento es de
                  masiado horrible; no puedo permitirme pensar en ello en este
                  momento. Lo que si sé es que si alguna vez ha existido una
                  mujer absolutamente perfecta, esa es mi adorada y herida espo
                  sa. La amo mil veces más por su dulce piedad de anoche; una
                  piedad que hizo que incluso el odio que le tengo al monstruo
                  pareciera despreciable. Estoy seguro de que Dios no permitirá
                  que el mundo se empobrezca por la pérdida de una criatura
                  semejante. Esa es una esperanza para mí. Nos estamos diri
                  giendo todos hacia los escollos, y la esperanza es la única ancla
                  que me queda. Gracias a Dios, Mina está dormida y no tiene
                  pesadillas. Temo pensar en cuáles podrían ser sus pesadillas,
                  con recuerdos tan terribles que pueden provocarlas. No ha esta
                  do tan tranquila, por cuanto he podido ver, desde la puesta del
                  sol. Luego, durante un momento, se extendió en su rostro una
                  calma tal, que era como la primavera después de las tormentas
                  de marzo.

                         Pensé en ese momento que debía tratarse del reflejo de
                  la puesta del sol en su rostro, pero, en cierto modo, ahora sé que
                  se trataba de algo mucho más profundo. No tengo sueño yo
                  mismo, aunque estoy cansado... Terriblemente cansado. Sin
                  embargo, debo tratar de conciliar el sueño, ya que tengo que
                  pensar en mañana, y en que no podrá haber descanso para mí
                  hasta que...
                         Más tarde. Debo haberme quedado dormido, puesto que
                  me ha despertado Mina, que estaba sentada en el lecho, con
                  una expresión llena de asombro en el rostro. Podía ver clara
                  mente, debido a que no habíamos dejado la habitación a oscu
                  ras; Mina me había puesto la mano sobre la boca y me susurró
                  al oído:
                         —¡Chist! ¡Hay alguien en el pasillo!




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